Domingo, 12-10-08
EN Sevilla le ganamos a Rajoy.
—Es que ganarle a Rajoy no tiene ningún mérito...
Depende. Es difícil, muy difícil, ganarle a Rajoy en mosquear a sus votantes. Por querer ganar un millón de votos por la izquierda, gallardoneando, Rajoy va a conseguir perder tres millones por la derecha, pasteleando de la forma más lamentable. ¿Cuántos votos ha perdido por su «expresión coloquial»? Ya saben cuál: «Mañana tengo el coñazo del desfile, apasionante». Uno que quiere ser líder de la derecha no sólo no puede decir eso, sino ni siquiera pensarlo.
—Pero de eso no tiene la culpa Rajoy, la culpa es de Arenas.
—¿Qué tiene que ver Arenas con el nulo ardor guerrero de Rajoy?
—Pues basta contemplar la foto de La Coruña. Estaban en la mesa presidencial Arenas y Rajoy. Y seguro, seguro, que Arenas le dijo a Rajoy lo que le dice a todo el mundo: «Oye, Mariano, a ver si quedamos para comer mañana». Entonces fue cuando Rajoy largó lo ya conocido, que es más largo, por delante y por detrás de la frase, que han sacado de contexto. La frase completa era: «No, mañana no puedo comer contigo, Javier, porque tengo el coñazo del desfile, apasionante. Pero aunque no lo tuviera, no me fío de quedar a comer contigo, porque todavía estoy esperando que me llames para aquella cenita simpática que me dijiste que íbamos a tener en Marbella este verano con Viri y con Macarena.»
Busquen, busquen en las fonotecas la frase completa, en todo su contexto, verán cómo quien tiene la culpa del autorretrato de Rajoy ante sus votantes es Arenas. ¡Con lo que a los votantes de Rajoy les gusta un banderita tú eres roja y un carnero de la Legión, va el tío y dice que todo eso es un coñazo! El coñazo lo será usted, señor Rajoy, porque yo no sé por ahí arriba, pero aquí en Sevilla nos gusta un desfile y tambor y una corneta más que un bogavante a un concejal.
Por los tambores y cornetas precisamente es por lo que en Sevilla le ganamos a Rajoy en autenticidad en materia de coñazos. Rajoy dice que el desfile es un coñazo, pero tiene que hocicar e ir. Allí estaba ayer el tío, con su gabardina, en la tribuna de invitados, tragando: «Apasionante». Apasionante cara de soplar capullos en el Parque que tenía, como siempre. Y aquí en Sevilla, en cambio, los del Ayuntamiento, que también piensan que los rituales municipales del día de la Hispanidad en la Catedral son un auténtico coñazo, en vez de decirlo, tragar y hacer el paripé, los suprimen, y, ¡hala!, todos de puente.
Y le ganamos a Rajoy en Sevilla por causa de los tambores y cornetas. Ese Te Deum ante mi familiar Virgen de la Antigua y la corona de laurel (sin papas) ante la tumba de Colón apenas tenían repercusión popular. ¿Sabe usted por qué? Pues porque no había ni tambores ni cornetas. El Día de San Fernando hay tambores y cornetas, los del Arma de Ingenieros honrado a su Patrón, y ya ve usted las colas que se forman en la Capilla Real para venerar al Santo Rey. Pero, en cambio, en el Día de la Hispanidad o de la Raza, que es como toda la vida de Dios se ha llamado esto que ahora es el Día de la Fiesta Nacional, que suena a toros, porque para Día de la Fiesta Nacional, el día que José Tomás reapareció en Barcelona y estaba allí todo el toreo... Digo que el Día de la Hispanidad es un coñazo para los concejales que se pierden el Puente del Pilar, porque como no tiene tambores ni cornetas, no hay afición. Ay, si mi delicada y secreta Virgen de la Antigua, Madre de Dios y Madre de América, no estuviera pintada en un muro, sino que fuera una imagen de candelero, con su paso, su hermandad, su prioste moña vistiéndola bonita y su izquierda alante, derecha atrás... ¿Se imaginan que el 12 de octubre saliera en procesión la Virgen de la Antigua, coronada por cierto cuando había coronaciones de cinco estrellas y no como ahora, que dan las coronaciones en las tiendas de los chinos? Si saliera la Virgen de la Antigua con su cuadrilla de costaleros, su banda de Salteras y todo el capilliteo allí, y los sensibles diciendo lo delicada que va este año, ¡enseguida iba a suprimir el Ayuntamiento los fastos del Día de la Raza, que por cierto tiene nombre de restaurante del Parque! Porque como habría tanta gente, allí que estarían todos los sociatas, vara dorada en mano, en busca del voto popular.

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