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Ladrones de bicicleta

EL neorrealismo italiano se queda en pañales junto a la Sevilla de 2008, porque en Sevilla, más que en todas las películas italianas de posguerra, se refleja la realidad social sin necesidad de ponerle ningún nombre ni de hacer cine con ella. De cine, lo que se dice de cine, los artistas que se han llevado a vaya usted a saber dónde esas bicicletas que no aparecen. Ojo al dato: más de mil bicicletas robadas, de las cuales se han recuperado novecientas noventa y nueve y nadie sabe dónde han ido a parar doscientas treinta y cuatro. Capaces son algunos de echársela de Reyes este año a su hermano chico. De poco sirve que las bicicletas de Sevici lleven la madeja en medio del NoDo, porque ese jeroglífico facilón se lo saltan a la tremenda quienes dicen «No, no ma dejado… pero yo me la traído».

Cuando Vittorio de Sica rodó a finales de los cuarenta «Ladrón de bicicletas» no quiso que los actores fueran profesionales, y escogía a los chavales de la mismísima calle y por los andares. Ahí estuvo fino, porque nadie mejor que el profesional del robo para rodar una escena de robo, y en Italia entonces, como en China después, como en España ahora, ladrones de bicicletas sobran, aunque nos creamos que ya nadie roba esas cosas, que van más a las motos y a los coches. Pero, vamos a ver, ¿cómo no van a robar las bicicletas de Sevici, si en las cunetas de nuestras carreteras, en algunos descampados y en los mercadillos, en los chatarreros y en cualquier parte vemos carritos de Carrefour como si los regalaran por dos paquetes de fideos? ¿Cómo no van a robar las bicicletas que están en la calle, con un seguro echado, si hay tíos que son capaces —que lo han hecho— de abrir huecos en varias paredes para robar de un bar una caja de gambas? ¿Cómo no van a robar bicicletas de Sevici, si el otro día trincaron a dos tíos que acababan de robar jamones a lo «Morena clara» de un local de celebraciones? ¿Cómo no van a robar las bicicletas de Sevici, si un amigo mío que tiene en el Aljarafe una magnífica hacienda donde se celebran bodas y otras fiestas me decía el año pasado que todos los años tiene que reponer la cubertería y la vajilla, y ha optado por colgar malos cuadros en las paredes porque se llevaban hasta los cuadros? ¿Una bicicleta? ¿Asegurada con un dispositivo que necesita de no sé qué? Esa bicicleta la coge un chorizo con más facilidad que si le toca en la tómbola.

Ladrones de bicicletas. Ojalá toda la delincuencia en Sevilla quedara ahí. Cualquiera cambiaría el robo de bicicletas, poniendo dinero encima, por las peleas que a veces acaban en el hospital y a veces en el cementerio. ¿Robar bicicletas? Yo vigilaba ya para que no se lleven un vagón del Metro. Total, ¿no desapareció la cubierta de la Copa Davis? Que no desespere el concejal Torrijos. A lo mejor esto es cosa del solsticio de invierno…

gbarbeito@telefonica.net

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