Sevilla encara la crisis con el 40% de la población activa sin trabajar

12/11/2008
Actualizado a las 07:08h.

El análisis de la socieconomía sevillana esbozado en el estudio sobre el año 2007 y las previsiones de cómo terminará este año o cómo se comportará 2009 da pocas posibilidades a los optimistas. Si las previsiones son malas a nivel mundial y nacional, en Sevilla los nubarrones son más que negros, porque partimos de una situación preocupante.

Los datos del informe «La Sevilla Socieconómica de 2007», elaborado para la Confederación de Empresarios de Sevilla (CES) y la Cámara de Comercio y dirigido por el catedrático de Economía Aplicada Francisco Ferraro, demuestran una realidad contundente, que fue resaltada ayer por el propio Ferraro y por el presidente de la CES, Antonio Galadí: en Sevilla trabajamos menos que en España y en Europa. Concretamente, un 60% de la población activa frente al 65% que lo hace en el resto de España y el 72% de la UE. Además, la provincia cuenta con el dudoso honor de tener un alto nivel de personas con incapacidad permanente, un 3,5%, un dato que supera en más de un punto al índice de España —del 2,3%— y que comentó, como con ironía el profesor Ferraro, sólo se da «después de las guerras».

Además, se da otra circunstancia: buena parte de quienes trabajan lo hacen para el sector público. La tasa de empleo público en la provincia es mucho más alta que en Andalucía y que en España, lo que hace que los presupuestos de las administraciones en Sevilla, tanto de la Junta como de los ayuntamientos, la Diputación y hasta la Universidad, sean más rígidos porque gran parte de los mismos van destinadas a partidas de gasto corriente.

Así las cosas, 2007 se cerró con 740.000 ocupados de media anual y una tasa de paro del 13% que suponía un 4, 7 puntos superior a la media española. Ya entonces los datos empezaban a dar cuenta del fin de un ciclo económico y una muy previsible desaceleración. El producto interior bruto de la provincia creció un 3,8%, igual que el nacional, alcanzando los 35.140 millones de euros, y había aumentado el número de empresas por encima de la media andaluza y española. No obstante, la demanda provincial, explicó Ferraro, se desaceleró a final de año, aunque el consumo se incrementó, y en el sector inmobiliario se recrudecía la crisis. La desaceleración del empleo industrial se vió compensada por un aumento de la actividad sobre todo en el sector aeronáutico, el agroalimentario o las exportaciones y en el sector servicio, el más importante, fue el que tuvo un comportamiento más estable, aunque el turismo no tuvo un año especialmente brillante, con bajada de las pernoctaciones compensada por un aumento del gasto por visitante.

Pero en 2008 se ha vivido, señaló el catedrático de Economía Aplicada, la crónica de un deterioro, ya que la crisis financiera que se despertó en el verano de 2007 se ha ido generalizando al conjunto del sistema productivo. Aunque hasta septiembre de este año parecía que Sevilla estaba aguantando bien la crisis, la realidad ha demostrado, dijo Ferraro, que «hemos tardado algo más en darnos cuenta o en adaptarnos a la crisis», que afecta a la provincia al igual que al resto de las economías andaluzas, por lo que Sevilla «va a participar de la recesión de la economía mundial».

«En 2008 —destacó— habrá desaceleración de la actividad, con un crecimiento cercano al cero por ciento pero positivo, y en 2009 habrá una recesión, es decir, un crecimiento negativo», aseguró Ferraro, quien recordó que en los años pasados se ha podido comprobar que «cuando las cosas van bien en España, en Sevilla van mejor, pero cuando van mal, en Sevilla van peor».

Esta situación hará que el paro, que ahora se sitúa en poco menos que el 20 por ciento, se incremente tanto que, a la pregunta de si podría alcanzar hasta un 25% de la población activa, Ferraro contestó con un lacónico «podría».

Los datos que apuntan a ello son principalmente la destrucción de empleo, el importante descenso en los trabajadores afiliados y empresas inscritas en la Seguridad Social y algunas cifras tan significativas como el importante bajón en las matriculaciones de vehículos. En el sector de la construcción, todos los datos son negativos.