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Los «canis» vuelven a la «caza»

Los «canis» vuelven a la «caza»

La agresión por parte de una pandilla de estética «cani» a un grupo de jóvenes que salía de una fiesta ha confirmado un rebrote de este problema social de la noche sevillana en zonas céntricas de la ciudad, dos años después de que este fenómeno quedase aparentemente controlado con la acción policial.

«Todos los fines de semana tenemos el mismo problema», asegura el personal de seguridad del Opencor, quien explica cómo cada viernes y sábado por la noche «tienes que aguantar que pandillas de jóvenes de estética «cani» entren en el establecimiento para intentar robar, o simplemente, para formar un altercado». No es necesario un motivo concreto, explica el guardia de seguridad: «entran sin más y arrasan con lo que pueden...»

Una situación que, lejos de ser un caso aislado, parece estar convirtiéndose en la tónica del fin de semana en los alrededores del edificio Cristina. «Siempre vienen en grupos de quince o veinte, con más de una copa encima, porque convierten la zona próxima al río en un improvisado botellódromo, y en ocasiones tras haber consumido drogas», explica el personal del Opencor.

Al igual que otros establecimientos y restaurantes de la zona, afirman que desde que se cerrara los alrededores con motivo de las obras del metro, la zona ha quedado «encajonada», y el parque sirve de escondite para las pandillas asiduas.

Un camarero del restaurante Madre Tierra, testigo en más de una ocasión de este tipo de altercados -con cuchillo incluido- explica cómo han decidido mantener la terraza durante el fin de semana para evitar que los jóvenes entren en el interior del local y se produzcan discusiones. «Se crea un ambiente desagradable para el resto de clientes, y pese a ello, la Policía no interviene», añade.

El mal ambiente que se crea y la impotencia de no poder actuar ante este tipo de situaciones que, aunque denunciadas, se repiten durante el fin de semana, ha provocado que algunos comerciantes tengan «miedo» de que los clientes dejen de acudir a sus establecimientos, y sus ventas se vean afectadas negativamente. «Vivimos esta situación desde hace años, y la Policía cuando viene llega tarde, e incluso a veces ni siquiera intervienen» asegura el personal del Mc Donalds.

Suelen acudir en masa -grupos de quince o veinte jóvenes- y, en su mayoría, son menores de edad. «Los jóvenes entran, actúan con violencia, e incluso agreden al personal de seguridad», comentan en el Mc Donalds.

La Plataforma por el Derecho al Descanso tiene constancia de estos hechos, y como explica su portavoz, Lola Dávila, «hemos recibido varias llamadas de comerciantes y algunos vecinos de Puerta Jerez».

No se trata del típico botellón, aclara la portavoz, «sino de jóvenes de estética «cani» que se congregan en los alrededores del edificio y que terminan la noche con algún altercado», bien entre ellos, o bien enfrentándose con otros grupos de jóvenes de estética «pija».

Asimismo, Lola Dávila coincide con los comerciantes en que «la zona está más solitaria al estar cerrada por las obras del metro», y que ello potencia las concentraciones.

«Lo que pedimos es que haya más presencia policial en la zona, y que se aplique como bien corresponda la ley antibotellón -en su caso- y se preserve el orden público», concluye Dávila.

La agresión de un grupo de estética «cani» a varios jóvenes que regresaban vestidos de chaqueta de una fiesta privada apunta el retorno de la «caza del pijo». Los comercios y vecinos de la zona lo corroboran

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