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Lección de Ética, por Blas Ballesteros

El presidente de la Fundación Sevilla NODO participó ayer en los Desayunos de Antares para hablar sobre «la ciudad ética» y exclamó que el «gran debate de Sevilla no puede ser el cambio de la Carrera Oficial»

Lección de Ética, por Blas Ballesteros

No hizo crítica de la razón pura al modo kantiano. Porque de autocrítica estuvo la cosa cortita. Pero Blas Ballesteros, aquel delegado de Tráfico que quedó fuera de las listas socialistas tras una larga ristra de polémicas y que ahora asesora a Emvisesa mientras es administrador único de una asesoría inmobiliaria, montó ayer su clase particular de ética en los Desayunos Sociedad Civil del Club Antares. Por eso cuando Óscar González-Barba desglosó su currículum, el actual presidente de la Fundación Sevilla NODO le indicó por lo bajini que no se olvidara de un dato fundamental: «Perdón, no he dicho que es Licenciado en Derecho». Efectivamente, se licenció mientras dirigía la Casa de la Provincia. El caso es que Ballesteros se arrancó a desbrozar sus teorías sobre la interculturalidad, la importancia de las minorías y la «ciudad ética» mientras el aforo, compuesto por el del ABC y sillas vacías, le hacía tilín con la cucharilla del café.

Habló de la Revolución Francesa, de las minorías invisibles que ha instituido Obama, de la importancia de «los que hoy conciben una ciudad ética, no los que simplemente en los planos municipales nos recuerdan una ciudad poliédrica», y de que su Fundación está abriendo cauces de solidaridad con otras ciudades del mundo, como Medellín, la capital del famoso cartel colombiano. Y luego dio las claves a su eximio alumnado de su temario lectivo.

La Sevilla Ética. «Sin querer ser muy crítico ni muy críptico, yo no me voy a quedar en el debate de la Sevilla publicada y la Sevilla real, pero la Sevilla a la que yo me refiero no es simplemente la que debate sobre la modificación de la Carrera Oficial o sobre si vamos a irnos al Charco de la Pava... Que los debates de la ciudad sean exclusivamente esos, a mí me preocupa muchísimo y las organizaciones sociales deberíamos ser mucho más adelantadas con respecto a nuestros representantes políticos. El debate debe ser cómo podemos permitir que siga sucediendo lo que ocurre en las Tres Mil Viviendas, qué hay que hacer para que eso no sea un pulmón de insolidaridad. No podemos aislar a esos jóvenes que hoy escuchan una música distinta al sevillaneo y que consideramos que por no tocar las palmas bien son chavales que están aislados y que no son solidarios, o a los que no van vestidos con los clichés del Jueves Santo».

La minoría musulmana y su mezquita. «Yo le daría a la minoría islámica unos espacios de entendimiento y de desarrollo de su religión. Los extremismos se evitan si hay diálogo y elementos de conexión. Tendríamos que buscarle una solución a eso de la manera que fuera. Cerrar las puertas a eso me parece una locura».

Otras minorías: canis y pijos. «Yo tengo un hijo de 16 años que ha tenido su punto cani importante. He tenido que dialogar con él y ahora tiene un toque, no pijo, pero va por ahí. Ahí lo que tendríamos que hacer es abrir mecanismos, porque esos hijos tienen padres. No quiero parecer conservador, pero en este proceso que estamos viviendo de pérdida de valores, el papel de la familia debe ser un elemento esencial. Los padres hemos dejado de convivir y dialogar con los hijos porque creemos que darle un bienestar económico es suficiente. La vuelta a las convicciones de la familia, no tradicional, sino monoparentel, gay o como sea, yo creo que es muy importante».

La lucha de minorías en el PSOE sevillano. «Esto no tiene nada que ver con la interculturalidad, pero sí con el juego de minorías y mayorías. Eso se está dando en todos los partidos. Vosotros mismos sacábais en el ABC una información sobre el PP en Macarena, que es un poco como lo de la agrupación Macarena del PSOE. Yo eso lo vivo en primera persona, pero forma parte de unos juegos de poder de cualquier partido. Yo creo que en Sevilla estamos ante un buen alcalde y ante una buena ejecutiva provincial. Hay un debate excesivamente simplista de creer que se está en un sitio que no puede entenderse con el otro. Lo que está claro es que el alcalde defiende una posición y eso le honra, la ejecutiva defiende otra y de aquí a que nos comamos los mantecados estará solucionado».

Las dos sevillas. «Esta es la ciudad dual, la ciudad confrontada, la ciudad decimonónica y la que crece. Aquí es la Macarena y Triana, Curro y Espartaco, las setas y la Encarnación, las torres Pelli...».

La Torre Pelli. «¿Cuál es el problema de fondo? Que hay una sociedad a la que en su subconciente activo le molesta que haya algo más alto que la Giralda, porque lo tradicional no es eso. ¿Cómo el debate puede ser ése? ¿Es que no puede haber algo más alto que la Giralda? Hay un subconciente activo de esta ciudad que no admite que nada se menee, y eso no significa ser de izquierdas o de derechas, sino que se trata de un subconciente que deja que no emerja algo moderno. Y como en el fondo no podemos decir que lo que nos molesta es que haya algo más alto que la Giralda, buscamos otros argumentos. Por cierto, la Giralda la hicieron los musulmanes».

El curso de Obama. «No pude ir. Si hubiera tenido tiempo hubiera ido. No me importa aprender».

La minoría a la que le gustan las setas de la Encarnación. «La Encarnación será la Encarnación con setas con el PSOE, que ha sido quien ha hecho eso, y con los que vengan después. Porque el hecho es que allí había un mercado cutre y ha habido un alcalde capaz de quitar eso. Que a usted no le gustan las setas sino palmeras caribeñas, ése es otro debate, pero el origen es que hemos quitado un mercado cutre».

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