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Lorenzo Ferrer Maldonado Hombre de guerra, astrólogo, alquimista y ¿marino embaucador?

Lorenzo Ferrer Maldonado Hombre de guerra, astrólogo, alquimista y ¿marino embaucador?

POR GUADALUPE FERNÁNDEZ MORENTE - IGNACIO FERNÁNDEZ VIAL

JUAN de Fuca, relata a todo aquel que le quiera oír, que en 1557 el virrey de Nueva España le había confiado 3 barcos y 100 hombres para que saliera a buscar una entelequia geográfica, que antes de ser vista ya tenía su nombre, el estrecho de Anián o el Paso del Noroeste, la anhelada vía de comunicación entre el océano Atlántico y el Pacífico. Fracasa esta expedición, pero treinta y cuatro años más tarde lo vuelve a intentar esta vez llevando solamente un barco. A su regreso cuenta que al llegar al norte de California se había adentrado en una lengua de mar, por donde después de navegar durante veinte días había logrado cruzar del Pacífico a aguas del Atlántico norte. A su hallazgo se le denominó estrecho de Fuca. El anuncio de la localización de este paso por el noroeste continental americano colma las ilusiones de la monarquía española que lo llevaba buscando desde muchos años antes, pues se pensaba que a través de él, el comercio entre la Sevilla del «Puerto de Indias» y los colonos españoles asentados en las islas filipinas se facilitaría de manera muy considerable. Pero además de ello, España era consciente que dominar las dos accesos marítimos que presuntamente unían los dos grandes océanos, uno por el sur, el estrecho de Magallanes, y este recién hallado por el norte, le permitiría evitar que otras naciones europeas pudieran amenazar su imperio. Pero pronto se pudo saber que tal embocadura solo existió en la mente de un bribón, y todo era una burda falsa.

Transcurren otros diecisiete años y aparece nuestro personaje. Lorenzo Ferrer Maldonado le presenta al rey Felipe III un extenso memorial en el que asevera que ha logrado cruzar el tan anhelado canal del noroeste, pero no navegando hacia levante, sino partiendo del Atlántico. En él afirma que el año 1588 había abandonado el puerto de Lisboa poniendo la proa de su embarcación hacia la península del Labrador, pasa el estrecho de Davis y la bahía de Baffin, dice internarse entre las islas puertas del Glacial Ártico, cambia el rumbo al llegar a este océano hacia el sudoeste, y al alcanzar tierra, se encuentra con el estrecho de Anián. Un mes tarda en cruzarlo, y otro mes en el retorno al mar helado. Sigue contando que durante su travesía siempre había sido acompañado por la luz del sol y de una agradable temperatura. Ferrer Maldonado, al que en los círculos cultivados españoles se le consideraba un embaucador, pues en varias ocasiones había ofrecido a la corte fantasiosos artificios que lógicamente nunca pudo poner en marcha, había perdido mucho crédito. Uno de ellos, haciendo creer a todo aquel noble que le recibía que era un genial y experimentado astrólogo, fue «el invento» del primer compás de navegación fijo que funcionaba de tal manera con él se podía hallar en todo momento la longitud por la que se navegaba. Pero no deja de dar rienda suelta a su atrevimiento y poco después afirma haber encontrado la «clavícula de Salomón», pieza que en los libros de alquimia era capaz de transformar cualquier vulgar metal en oro.

Pero no todos los hombres dejan de creer en su supuesto gran descubrimiento geográfico: En 1789 un prestigioso geógrafo francés, Buache de la Neuville, presentó en la Academia de Ciencias de París una Memoria en la que defiende la veracidad de la existencia del estrecho encontrado por Ferrer Maldonado; Malaspina y Alcalá Galiano, en 1792, reciben órdenes de de la Corona de salir a buscar el canal hallado por Ferrer. La conclusión a la que llegaron fue que tal vía de agua no existía. Pero el explorador noruego Amundsen demostró en 1906, que tal mito geográfico era una realidad, y que su situación coincide con las señaladas por nuestro hombre en su obra «Relación del descubrimiento del estrecho de Anián» escrita el año 1609. Luego nos podríamos preguntar, ¿qué había de verdad en el relato de Ferrer Maldonado?, ¿no es mucha casualidad que señalara Anián en una situación muy aproximada al paso del noroeste encontrado por Amundsen? ¿Y que Amundsen y él coincidieran en que en los 60º se entraba en aguas del océano Pacífico?

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