A menos de tres días de la llegada de la peculiar campaña del autobús ateo a Madrid -el próximo martes-, la Conferencia Episcopal Española (CEE) ha decidido salir a la palestra para advertir que la iniciativa de la Unión de Ateos y Librepensadores (UAL) atenta contra la libertad religiosa. En una concisa nota, hecha pública ayer, los obispos aseguran que «insinuar que Dios probablemente sea una invención de los creyentes y afirmar además que no les deja vivir en paz ni disfrutar de la vida, es objetivamente una blasfemia y una ofensa a los que creen».
Además, recuerdan que los espacios públicos «que deben ser utilizados de modo obligado por los ciudadanos no deben ser empleados para publicitar mensajes que ofenden las convicciones religiosas de muchos de ellos». «Si se hace así, se lesiona el derecho al ejercicio de la religión, que debe ser posible sin que nadie se vea necesariamente menospreciado o atacado», señalan.
Reclamación a las autoridades
La nota también da un toque de atención a las «autoridades competentes» a las que advierte que «deberían tutelar el ejercicio pleno del derecho a la libertad religiosa», medida que, según afirman, se puede «compaginar al mismo tiempo con el amparo y la promoción de la libertad de expresión de todos». Como ejemplo, citan la opción tomada por ciudades como Roma, Milán o Zaragoza.
En la capital aragonesa, la empresa municipal de autobuses, Tuzsa, denegó a la UAL la instalación de sus controvertidos carteles publicitarios debido a que el contrato de este servicio público de transporte incluye una cláusula que prohíbe la exhibición de mensajes religiosos, políticos, sexuales, violentos, de tabaco o de bebidas alcohólicas.
La nota de la Conferencia Episcopal se suma así a las duras críticas que esta polémica campaña ha despertado en amplios sectores de la Iglesia católica, incluido el Vaticano. El cardenal arzobispo de Sevilla, Carlos Amigo Vallejo, no dudó recientemente en tachar de «frívola» la iniciativa y aseverar que «hay que respetar el nombre de Dios y a los creyentes», los cuales «somos muchos millones en España y en el mundo».