Se derrumba La Casa de los Poetas tras la dimisión en pleno de todo su Consejo
El proyecto de La Casa de los Poetas de Sevilla se derrumbó ayer, tal vez definitivamente, con la dimisión en bloque de todo su consejo artístico, formado por Humberto Ak'abal, María Victoria Atencia, Carlos Germán Belli,
Piedad Bonnett, José Manuel Caballero Bonald, Antonio Deltoro, Antonio Gamoneda,Juan Gelman, Félix Grande,Óscar Hahn, Eduardo Hurtado, Pedro Lastra, Fabio Morábito, Gonzalo Rojas y Tomás Segovia. Todos ellos han firmado una carta dirigida al alcalde de Sevilla, Alfredo Sánchez Monteseirín, en la que explican las razones de su marcha y en la que critican duramente la actuación de la delegada municipal de Cultura, Maribel Montaño.
Falta de medios
Los quince miembros del Consejo Artístico de la Casa de los Poetas, entre los que figuran varios Premios Cervantes, aseguran que dimiten, como ya hizo días atrás su director, Francisco José Cruz, «debido al prolongado desinterés de la delegada para desarrollar este proyecto, al no dotarlo de medios, infraestructura y presupuesto alguno». La carta afirma que «no son más que celos políticos, nos parece, lo que mueve a la señora Montaño. No defiende los intereses de una colectividad a la que intenta despistar con falsas razones —añade— sino intereses egoístas, ajenos a la comunidad y a la cultura». «Ante estas evidencias —prosigue la carta—, los miembros del Consejo Artístico de la Casa de los Poetas de Sevilla, aquí firmantes, han decidido hacer pública su renuncia irrevocable».
Los poetas consideran que el cambio «repentino e inesperado» de sede del Convento de Santa Clara a otra aún por determinar, resulta incomprensible, así como que no se les haya informado previamente del mismo, lo que demostraría, en su opinión, la falta de interés de la delegada en un proyecto que ella heredó, como otros, de su antecesor, Juan Carlos Marset, actual director general del Instituto de las Artes Escénicas (Inaem).
Una lista ya larga
La incomodidad de Montaño con la herencia recibida hace casi dos años de un delegado como Marset, que no tenía carné del PSOE y que cada semana ponía en marcha una nueva idea, algunas buenas y otras no tanto, se hizo visible casi desde el minuto uno de su mandato. La falta de recursos económicos de su departamento, obviadas en su día por Marset, que siempre prometía 100.000 euros del Ayuntamiento a cualquiera que le presentara un proyecto mínimamente decente (otra cosa era que se hicieran finalmente efectivos los «cien mil euros de Marset») agravadas con la crisis económica, la obligaron a suprimir el deficitario Festival Entreculturas, la gran apuesta marsetiana para la Navidad sevillana. Montaño ni siquiera se molestó en anunciar públicamente su supresión, que filtró a su medio de comunicación de cabecera.
Tampoco se sintió cómoda Montaño con la negociación de la cesión a Sevilla de la colección de pintura andaluza del siglo XIX de Carmen Thyssen, que Marset, gracias a su buen «feeling» con la baronesa, logró encarrilar durante varios meses y que finalmente descarriló con Montaño. con Málaga como beneficiada indirecta. Thyssen, una multimillonaria acostumbrada a salirse siempre con la suya y hacer las cosas a su manera, acusó a Montaño de no presentarle un proyecto sólido y de falta de interés, las mismas acusaciones que recibió ayer de quince de los mejores poetas actuales. El coleccionista Mariano Bellver, que negocia con la Junta de Andalucía y el Ayuntamiento desde hace seis años la cesión de su colección de arte, vertió hace pocos días acusaciones parecidas contra Montaño y el delegado provincial de la Consejería de Cultura, Bernardo Bueno.
El futuro de La Casa de los Poetas de Sevilla se presenta en este momento muy incierto. Sin sede, sin director y con un proyecto desacreditado tras la dimisión en bloque de su consejo, no será fácil que ninguna figura de renombre se atreva a implicarse en él.
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