«El Arte está secuestrado por un pequeño grupo de privilegiados» José Toro _ Fotógrafo
LARA MARTÍNEZ MARTÍNEZ
SEVILLA. Un giro a la realidad. ¿Y si desenterraran un barco en las obras del metro? Ésta es una de las suposiciones que plantea la imaginación del sevillano José Toro en su exposición «Fuera de juego». En sus fotografías, enreda paisajes cotidianos con las ocurrencias que le proporciona su mente, gracias a los programas de edición digital. Un artista con su visión de Sevilla, que observa y muestra su ciudad desde otra perspectiva: romper las reglas, tanto de la realidad física como de la lógica. Un fotógrafo hispalense que plantea imágenes imposibles en la actualidad aunque factibles en la mente del espectador y, quién sabe, en un futuro. Se acerca al observador apelando a la proximidad con su entorno, lo que supone una fácil identificación y, por tanto, obtiene su participación e interacción con la obra. Sin embargo, sus fotografías localistas ofrecen verdades universales: «Se trata de romper con las reglas de la lógica, de la física y crear imágenes que podrían ser ciertas pues, por ejemplo, no es imposible pintar las azoteas de varios edificios como si fueran un circuito de carreras, podría hacerse. Con esa máxima, que sea posible, confecciono imágenes que apoyen la crítica social y el compromiso que tengo con mi obra. En el caso concreto de este circuito en las azoteas realizo una crítica al vivir tan deprisa, a la necesidad de inmediatez».
Un segunda lectura, desde otro prisma, de dieciséis paisajes, incluido un tríptico titulado «Línea de mar». «Desguace doméstico» o «Te lo dije» son dos ejemplos claramente representativos de la intención que José Toro defiende en «Fuera de juego». Mientras en el primero coches desechados descansan acumulados en una azotea de un edificio sevillano, el segundo muestra un tiovivo, una imagen, bonita a priori pero en la que, en una segunda aproximación, descubrimos que anticipa la desgracia con el despegue de uno de los participantes al soltarse su columpio: «Se trata de cruzar una fina línea que nos permite olvidar la regla de la realidad y crear nuevas reglas del juego». Con esta intencionalidad, el artista trabaja con imágenes que captura él mismo y bocetos previos que «posteriormente relaciono con ayuda del ordenador». Al fin, consigue esa fotografía que «no es directa, es mentira, es una invención pero que, en según qué contexto, puede verse como real y, con el tiempo, puede que alguien llegue a contarla como un suceso que ocurrió. Es una aproximación consciente a fotos falsas pero es difícil que el observador no crea, en un primer momento, que está ante una fotografía cierta. Sin embargo, la intención no es ofrecer una imagen directa, sino contar una historia o una sensación, además de cuestionar la realidad». Preocupado por la actual situación del Arte, el creador busca «imágenes fáciles de ver para transmitir el mensaje limpio al observador, aunque posteriormente cada cual profundice si lo desea, pero sin que te cuestiones si puedes llegar a él. Si la obra no transmite se trata de una limitación del artista, responsable de aproximar la idea al espectador». Para el autor, «la gente siente que se ríen de ella cuando no entienden una pieza; además, se les imposibilita el acceso a ellas por sus precios desorbitados. La conclusión es el secuestro de la producción artística por un reducido grupo de privilegiados que se aprovechan de los altos precios y el lenguaje alejado de las obras». En coherencia con esta idea, trabaja en un futuro proyecto titulado «Sevilla Cota 0»: «Versa en torno a la ciudad y será una reflexión que concluiré en un libro».
José Toro se ha dedicado a la fotografía creativa desde que acabó Bellas Artes en Sevilla en el año 87. Es su primera muestra en color: «Soy de formación clásica, revelaba mis fotos, pero el cambio a lo digital ha sido beneficioso».
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