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La actriz devora a la mujer

La actriz devora a la mujer

E. RODRÍGUEZ MARCHANTE

BARCELONA. «Monster» no sólo es una película sofocante y temible, que ofrece en el mismo envase una ternura exacerbada y una ferocidad extrema, también es uno de esos inesperados hallazgos que le dan sentido a una de las frases más absurdas y geniales que dijo nunca Groucho Marx: «Pero, ¿usted a quién va a creer, a mí o a sus propios ojos?». Una fotografía de la actriz Charlize Theron, cualquiera y en cualquier momento, desmentirá a los propios ojos de quien vea esta película. Charlize Theron, la protagonista de «Monster», es probablemente la mejor versión visual que la naturaleza puede ofrecer de nuestra especie; o dicho de otro modo: cualquier definición de la belleza está un peldaño por debajo de ella. Pues bien, la protagonista de «Monster» tiene aquí el mismo atractivo sexual que el armario de las escobas. Ganó el Oscar de interpretación por su esforzadísimo trabajo en el papel siniestro de Aileen Wuornos, pero era tanto un elogio a sus capacidades de actriz como de ilusionista: desapareció en él.

La guionista y directora Patty Jenkins cogió la realidad y la transformó en película: la doble realidad, la belleza de Charlize Theron y la verdadera historia de Aileen Wuornos, una prostituta condenada a muerte por asesinar a seis hombres. Aunque con esas realidades, lo que cuenta la película no es, sólo, el camino hacia el desagüe de un «monstruo», de alguien desconectado de la «realidad», sino más intensamente lo que observa y cuenta es una romántica historia de amor: la de esta mujerona desenfocada por una joven desorganizada emocionalmente, sabiamente ingenua y lesbiana, papel que interpreta con notable sordidez Christina Ricci.

La pareja es extrema, una cuarta más allá del Cabo de Hornos, y el viaje que emprenden estas dos mujeres hacia el fondo de sí mismas empalidece el de Bonny and Clyde. Lo curioso de la película, del trabajo de la directora y de la protagonista está en la sencillez con la que se humaniza la historia, lo fácil que le resulta al espectador ver la pálida belleza interior de la bestia, algo que lógicamente resulta todavía más chocante al tratarse precisamente de esta actriz de póster de taquilla.

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