Domingo, 12-04-09
Los españoles no ven salida al túnel de la recesión y manifiestan una desconfianza absoluta en la economía que va en paralelo y se amplía a la figura del presidente del Gobierno por su incapacidad para hacer frente a la crisis. A finales del año pasado Zapatero suspendía con un 4,7 por su labor, tres meses después baja 1,6 y se queda en un 3,12. Y nueve de cada diez españoles creen que dentro de tres meses la situación será igual de mala o peor que ahora, según una encuesta de DYM, realizada en la primera quincena de marzo, en el marco de un estudio internacional elaborado por la red WIN de institutos de opinión sobre la crisis mundial.
Según la encuesta, la confianza de los españoles en la economía cae diez puntos respecto al barómetro anterior, del mes de diciembre. Entonces, el 51,1 por ciento veía el futuro inmediato muy negro, y pensaba que las cosas sólo irían peor. Tres meses después, ese porcentaje ha pasado a ser del 60,5 por ciento, casi diez puntos más. Además, en diciembre, casi la mitad de la población consultada (el 43,6 por ciento) todavía pensaba que la situación económica, ya mala en aquel momento, se mantendría y no se pondría peor. Ahora, ese porcentaje ha bajado 14 puntos (29,8 por ciento). Llama la atención también que el número de optimistas, los que piensan que el próximo verano la crisis empezará a ser cosa del pasado, es sólo del 5,3 por ciento.
Fiel a su optimismo «antropológico», el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, aseguró en su última comparecencia en el Parlamento (25 de marzo) que en España estamos registrando los «primeros efectos positivos» del Plan de estímulo de la economía y el empleo, el ya famoso Plan E. Según Zapatero, sus medidas están «en la buena dirección». Sólo unos días después se hacía público el dato del paro del mes de marzo: otras 123.543 personas se sumaron a la lista de desempleados, que ya alcanza los 3,6 millones.
Con estos datos, la confianza en el Gobierno sigue perdiendo puntos en las encuestas. «¿Cuál es su nivel de confianza en el Gobierno para gestionar la situación financiera?». Los encuestados, que podían puntuar de 1 a 10, dan un 3,12 al Ejecutivo de Zapatero. Una confianza que sigue a la baja, ya que tres meses antes los consultados reflejaron una confianza de 4,72 (sobre 10) en la gestión que pudiera hacer el Ejecutivo.
En cuanto a la confianza que tienen los españoles en la estabilidad de los bancos, pierde más de un punto en sólo tres meses, al pasar de 5,39 a 4,06. En esta ligera pérdida de confianza en el sistema financiero no estaba recogida todavía la intervención de Caja Castilla-La Mancha que llevó a cabo el Banco de España el pasado domingo 29 de marzo. Es la primera intervención de una gran entidad financiera desde la de Banesto, en 1993. El gobernador del Banco de España, Miguel Ángel Fernández Ordóñez, advirtió después de que, dada la magnitud de la crisis financiera mundial, hay que estar preparado para nuevas intervenciones.
Respecto a la confianza expresada por los encuestados en la estabilidad de los mercados de valores, el dato es el peor de todos. Si en diciembre la confianza se puntuaba con un 4,08, tres meses después la variable cae prácticamente a la mitad y se queda en 2,15.
Algo más de la mitad de los entrevistados (55,9 por ciento) opinan que que en los próximos 12 meses sus ingresos familiares se mantendrán igual que ahora, mientras que el 18,7 por ciento opinan que disminuirán, y sólo el 18,4 por ciento, que subirán.
La caída de la confianza de los españoles en la situación económica y en los efectos que puedan tener las medidas adoptadas por el Gobierno se ha traducido en un recorte del consumo. Lo primero que se ha reducido es el gasto en ropa y accesorios. Casi seis de cada diez consultados (el 59,2 por ciento) reconoce que ha moderado los gastos en artículos de moda frente al 38,5 por ciento que asegura que lo contrario.
Más y más recortes
El segundo lugar de la operación «apretarse el cinturón» ha sido para el entretenimiento, tipo salidas nocturnas, cenas, copas y espectáculos. El 48 por ciento reconoce que ha recortado el gasto. En cuanto a la comida, casi la mitad de la población (48,4 por ciento) asegura que también ha disminuido su presupuesto para alimentación. Tras la ropa, el ocio y la comida, el cuarto recorte en el gasto familiar se ha producido en los teléfonos móviles.