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Temen el impacto de nuevos proyectos en los parques del Tamarguillo y los Perdigones

Temen el impacto de nuevos proyectos en los parques del Tamarguillo y los Perdigones

Se unieron hace siete años para defender las zonas verdes de la ciudad y no les ha faltado trabajo: Jardines del Cristina, árboles de la Avenida y Plaza Nueva, Jardines del Prado... Su lucha desinteresada y por libre les costó salir en septiembre del año pasado de la Mesa del Árbol para no prestarse a servir de coartada de participación ciudadana en el arboricidio institucional del Prado. El pasado día 25 de marzo volvieron a manifestarse en defensa del patrimonio común de los sevillanos, las zonas verdes y el paisaje urbano. Califican de desmanes la mutilación del Parque del Tamarguillo para la construcción de la SE-35, la amenaza de destrucción del parque de la Torre de los Perdigones, el deterioro progresivo y la pérdida de los jardines de la Expo 92, de los que nunca han disfrutado los sevillanos, la Torre Pelli, el proyecto Metropol Parasol de la Encarnación...

Treinta y siete entidades y numerosos ciudadanos de manera independiente forman la Plataforma Ciudadana de los Parques y Jardines de Sevilla. Son ciudadanos, con sus profesiones, que dedican su tiempo libre a la defensa del patrimonio común, monumental y forestal.

Esta labor altruista que realizan, sin subvenciones, y su independencia, es la que les permite criticar abiertamente y sin paños calientes la labor de las administraciones, y la falta de participación ciudadana en los foros creados por ellas. Son el «Pepito Grillo» de un Ayuntamiento, dicen, «capaz de gastar millones para que el “gurú” Al Gore hable del cambio climático y a la vez destruir un parque público para construir un edificio de diseño». Por ello, dicen, desde el Ayuntamiento en concreto, se les ve como «enemigos, en vez de personas que están dedicando su tiempo y sus conocimientos a velar por el patrimonio común».

Así ha sucedido desde su primera actuación pública, su podríamos llamarle «puesta de largo» en la ciudad, que fue en 2006 cuando el Ayuntamiento para la construcción del tranvía planificó el apeo de los árboles de la avenida de la Constitución y de la Plaza Nueva. Para Jacinto Martínez, presidente de la Asociación Amigos de los Jardines de la Oliva, y Rosa María Guallart, ambos miembros de la Plataforma, el apeo es la muerte total de los árboles.

En contra del apeo la Plataforma programó una recogida de firmas, y el alcalde «tuvo la desfachatez» de firmar el escrito. La Plataforma le declaró por ello «persona non grata». Fueron 203 los árboles que se «apearon» entre la Avenida y la Plaza Nueva y ninguno sobrevivió «porque los trabajos se hicieron en verano y con una máquina que no tenía ningún cuidado». Comentan Martínez y Guallart que a algunos de los árboles los llevaron al Parque Miraflores pero allí murieron todos, «terminaron su ciclo vital, en palabras del presidente Chaves». Los tocones que dejaron revivieron luego y les salieron brotes «y para evitarlo cementaron los alcorques».

Otro desencuentro entre Plataforma y Ayuntamiento fue el que tuvo lugar en la Mesa del Árbol en septiembre del pasado año, a causa del trasplante en pleno verano de los árboles de los Jardines del Prado por la construcción de la Biblioteca de la Universidad. Los representantes de las asociaciones decidieron abandonar la Mesa del Árbol cuando el Ayuntamiento quiso hacer un seguimiento de los árboles trasplantados. En esas fechas ya la Plataforma llevaba organizadas varias manifestaciones, al final fueron nueve, contra la mutilación de esta zona verde.

La Plataforma señala que la defensa de las zonas verdes y de los árboles está calando en los ciudadanos «en contra del progreso llamado cemento», aunque dice que la indolencia y la falta de compromiso de gran parte de la ciudadanía y la mala gestión de los espacios públicos está dando lugar a la degradación y destrucción sistemática del patrimonio. Por ello defiende que no se lleve a cabo la mutilación del Parque del Tamarguillo tras ocho años de obras y 12 millones de euros invertidos, que no se haga el aparcamiento si afecta al parque de la Torre de los Perdigones y que no se consienta que el Metro atraviese el interior del parque José Celestino Mutis.

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