No son Doctor Music ni llevan el nombre de una gran promotora de conciertos, pero la SGAE les cobra como si lo fueran. No importa cuán recta sea la causa ni cuán urgente la necesidad; por ley, cada vez que a una organización sin ánimo de lucro se le ocurre recaudar fondos por medio de un concierto benéfico, ésta se ve forzada a pasar por caja.
Aunque hace ya mucho tiempo que vienen sufriendo el cobro de la SGAE, las organizaciones no ocultan su malestar. «Se nos trata como si tuviéramos afán de lucro y ni siquiera les importa si el resultado final es positivo», se lamenta una portavoz de la Fundación Lucha contra el Sida de Barcelona. En diciembre pasado, esta fundación organizó con éxito un concierto de Miguel Bosé en el Palau de la Música para recaudar fondos para la investigación contra el sida. Con buena fe, sus responsables plantearon a la SGAE una rebaja de la cuota a pagar, pero se les denegó. «Nos dijeron que no, y con bastante malas formas», señala la citada fuente. Ese día se vendieron 1.800 localidades a un precio de entre 30 y 85 euros... Hechas las cuentas, la fundación dejó de ingresar 10.000 euros, monto que fue a parar a la hucha de la SGAE.
«Estrictos y desagradables»
La realidad es que, incluso, algunas asociaciones como la Fundación Española contra el Alzheimer han desestimado seguir organizando conciertos benéficos, vistos los quebraderos de cabeza que les generan los señores de la SGAE. «Hace ya tres años que dejamos de hacer galas benéficas porque siempre hemos tenido muchos problemas con ellos», denuncia Micheline Selmes, presidenta de la Fundación Alzheimer. «Es que son muy estrictos y además bastante desagradables -continúa-. No hay manera de negociar ni de pedir una ampliación del plazo para el abono de la cuota». En su opinión, la legislación habría de ser más flexible con las organizaciones de carácter no lucrativo. «Debería haber excepciones para este tipo de actos en los que son los propios artistas quienes de forma altruista colaboran con las ONG. No puede ser que ellos cedan sus derechos y venga la SGAE a cobrarnos por ellos».
Esto mismo le pasó al cantante sevillano Manu Tenorio, quien además de renunciar a su caché en un concierto promovido por la Asociación de Personas con Necesidades Educativas Especiales de Ibiza, intercedió ante la SGAE para que no cobrara por los derechos de autor (600 euros de los 11.000 recaudados).
Pese a la polémica levantada en torno al cobro de la SGAE, otras asociaciones ven con normalidad el pago del «canon» por los derechos de autor. Es el caso de la Fundación Víctimas del Terrorismo, que organiza conciertos homenaje con regularidad. «Cuando en uno de nuestros actos se escucha música sujeta a unos derechos, nosotros lo notificamos como todo el mundo. La SGAE no nos regala nada, nos cobra como siempre», afirman fuentes de la Fundación.
Por su parte, la entidad de gestión salió ayer al paso de las críticas elevadas en los últimos días al señalar que «la solidaridad debe afectar a todos por igual», y no sólo al cobro de derechos de sus autores.

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