Jueves, 04-06-09
E. P. RODRÍGUEZ-SOMOZA
VIGO. La marcha pacífica que los trabajadores del Metal habían previsto para la jornada de ayer, tras el receso de la semana pasada en la negociación del convenio colectivo y la ruptura del martes entre las partes, pronto se convirtió en un pulso entre antidisturbios y huelguistas, una verdadera batalla campal.
Los cortes de tráfico a primera hora de la mañana convertían nuevamente a la olívica en un colapso circulatorio que parecía zanjado a las 11.30 horas con la concentración de los manifestantes en la Plaza del Rey, donde se ubica el consistorio vigués. Allí los portavoces de las tres centrales sindicales implicadas (CC.OO, UGT y CIG) agradecieron la presencia masiva durante ésta, y las jornadas de huelga previa, de los afectados; 27.000 en la provincia de Pontevedra, al tiempo que informaron de la retirada de la oferta por parte de la patronal. Ésta última llevaba implícita fecha de caducidad, exactamente las 00.00 horas del martes. Molestos con la actitud de los empresarios, a la que calificaron de «irracional, incomprensible y radical», argumentaron que la situación es más grave de lo normal. En su réplica anunciaron que a las convocatorias de esta semana, le seguirán tres días de huelga la que viene, martes, miércoles y jueves, y que a partir del lunes será indefinida. «Convocaremos y desconvocaremos a nuestro antojo, lo que no estamos dispuestos es a que nos tomen el pelo», aseguró Miguel Anxo Malvido en representación de la CIG.
«Debemos ganar la batalla, se avecina un conflicto, duro y largo. Los trabajadores del Metal no aceptamos amenazas», agregó Diego Atanes de UGT, refrendado por su compañero de CC.OO., Ramón Sarmiento. Al término de la habitual asamblea y una vez llegados a la Plaza de América, la concentración pacífica desarrollada por los trabajadores pronto se tornó en carrera. Ocho grilleras de la Policía a velocidad de vértigo aparecían en escena con la intención de disolver a los manifestantes. La zona abarrotada de ciudadanos que charlaban con algunos de los huelguistas no daban crédito a la acción de los antidisturbios.
Quemas y barricadas
Entre gritos, con las calles colindantes cercadas por el dispositivo desplegado se hacía imposible salir de la zona, muchos se decantaron por protegerse en el centro comercial Camelias que se convirtió en testigo de excepción. De ahí, hacia Barreras donde se repetía en un déjà vu la imagen que dejaban ambos protagonistas en las primeras semanas de conflicto. Se volvieron a repetir las barricadas, el lanzamiento de tornillos y la defensa de los antidisturbios con pelotas de goma y tubos de humo.
Un fuerte pulso, en el que el órdago de la policía fue aceptado por los trabajadores que respondieron con todas sus fuerzas. Así la jornada dejaba, entre otros incidentes, varios contenedores quemados, un autobús con la cabina calcinada y varias lunas rotas, junto a las vallas de obra desperdigadas por las calles. Por otro lado, según ha podido tener constancia ABC, al menos cuatro trabajadores han resultado heridos tras su enfrentamiento con los antidisturbios, algunos por los impactos de las pelotas de goma, otros por golpes de porras.
Una vez que la Policía Nacional abandonó el lugar, sobre las 14.30 horas, -momento en que los huelguistas se dispersaron y se pudo restablecer la circulación al tráfico rodado en Beiramar-, se celebró una nueva asamblea en el astillero Barreras, donde los sindicatos advirtieron, a la vista de lo ocurrido ayer, de un recrudecimiento de las protestas previstas para hoy.