El molesto bicho de UPD
Jueves, 11-06-09
CON CAJAS TEMPLADAS
Cuando el comentarista político madruga para enterarse de lo ocurrido en el mundo, traza una raya roja en el suelo. A medida que la actualidad brota de los periódicos, la va poniendo en su sitio: tal cosa a un lado de la raya, que beneficia a los míos; esto al otro lado, que los perjudica. Como no levanta los ojos del suelo, es incapaz de comprender. Ante sus narices se gesta un partido político, proceso sembrado de dificultades conocidas: desconocimiento ciudadano, boicoteo de los bancos, olvido de las casas de apuestas -perdón, de encuestas-, ninguneo de los medios. En un primer momento el comentarista lo desprecia, confiado en que los obstáculos malograrán el proyecto sin mayores molestias. Cumplida esa etapa por UPD, conocido como el partido de Rosa Díez, un día la enmohecida inteligencia del columnista no tiene más remedio que asombrarse: ¡con una participación veinte puntos menor en las elecciones europeas, los votos de UPD aumentan un 45%! Sean cuales sean los suyos, se irrita: el PP pierde el monopolio de la crítica al nacionalismo; el PSOE e IU, la explotación de valores laicos y progresistas. El columnista se ve abocado a prestar atención al molesto bicho, pero ¿qué clase de criatura es ésta que no se amolda al imperativo de su raya? Desconcertado, siembra desconfianza, habla de populismo, oportunismo y hasta de «fuga» de votos. La pequeña palabra lo delata: revela su afición a la democracia carcelaria, su respeto por los votantes con grilletes, su nostalgia de los tiempos en que la raya fue instrumento idóneo del análisis político.

Enviar a:

¿qué es esto?


Más noticias sobre...