Actualizado Miércoles, 05-08-09 a las 12:39
No hace falta mucha imaginación para distinguir un enorme ojo (que recuerda inevitablemente al del maléfico Sauron en El señor de los anillos) en el centro de esta espectacular imagen, captada por el telescopio espacial Spitzer, de la NASA. En realidad se trata de una galaxia espiral, muy similar a la nuestra y que se encuentra a cincuenta millones de años luz de distancia.
La galaxia, llamada NGC1097, extiende alrededor sus largos brazos espirales repletos de estrellas y tiene, según los investigadores, mucho parecido con la Vía Láctea, en la que todos nosotros vivimos. El gigantesco ojo central es, en realidad, un monstruoso agujero negro rodeado de un extenso anillo de estrellas. En la imagen del Spitzer, el área alrededor del agujero negro (que es invisible) es azul, mientras que el anillo de estrellas aparece en color blanco.
El agujero negro central es de los grandes, un monstruo espacial que tiene alrededor de cien millones de veces la masa de nuestro Sol, y que crece continuamente alimentándose del polvo, el gas y las estrellas que le rodean. En comparación con él, el agujero negro que hay en el centro de nuestra propia galaxia (y que «sólo» tiene unos pocos millones de veces la masa del Sol) parecería una simple e inofensiva mascota doméstica.
«Estado durmiente»«El destino final de este y otros agujeros negros -afirma George Helou, director científico del telescopio Spitzer- es un área muy activa de investigación. Algunas teorías sostienen que los agujeros negros pueden apaciguarse, y eventualmente entrar incluso en un estado durmiente, como sucede con el que hay en el centro de nuestra galaxia, la Vía Láctea».
Sin embargo, y a pesar de la fiereza de su vecino, el anillo estelar que rodea al agujero negro de NGC 1097 es un hervidero de actividad y de formación de nuevas estrellas. Su brillo, de un blanco intenso, está causado por el constante aflujo de material procedente del brazo central de la galaxia, material a partir del que se forman los nuevos astros. «El anillo mismo es un fascinante objeto de estudio -asegura Kartik Sheth, astrónomo del Spitzer- ya que en él se están formando una gran cantidad de nuevas estrellas».
En la fotografía del telescopio espacial, la luz infrarroja, con longitudes de onda más cortas, tiende al color azul, mientras que la luz con longitudes de onda mayores aparece en tonos rojizos. Los brazos espirales de la galaxia, en rojo, muestran grandes cantidades de polvo, calentado por el gran número de estrellas nacientes. Las poblaciones de estrellas más viejas, dispersas alrededor de toda la galaxia, aparecen en azul.
Nosotros, al fondoLa mayor de las manchas azules, que se aprecia a la izquierda, entre dos de los brazos espirales, es en realidad otra galaxia cercana. Helou cree que esta pequeña galaxia satélite podría haber atravesado de parte a parte a su compañera, haciéndole un gran agujero, «aunque no estamos totalmente seguros de ello. Podría ser que, sencillamente, esté alineada con uno de los espacios vacíos entre los brazos espirales».
El resto de los puntos luminosos que se pueden apreciar en la imagen corresponden a estrellas de nuestra propia galaxia (imposibles de evitar en cualquier imágen de espacio profundo) o bien a otras galaxias lejanas.

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