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Llueven peticiones de media Europa para adoptar a «Raitán»

La Asociación Andaluza para la Defensa de los Animales (Asanda), que representa los intereses legales del colectivo Unión Protectora y Defensora de Animales (UPRODEA) en el caso del perro de Dos Hermanas, ha anunciado que decenas de solicitudes de «media Europa» han ido llegando para acoger a «Raitán», como ha sido bautizado. Países como Bélgica, Alemania, Holanda o Francia se unen a las peticiones de los españoles para adoptarlo y buscarle una familia de acogida.

Asanda ha declarado que no actuará contra el dueño del perro. Luis Gilpérez, vicepresidente de Asanda, anunció que pese a poder actuar legalmente contra el dueño, «es una persona alcohólica, enferma e irresponsable, que no creemos que fuera consciente de la situación». Pese a la ausencia de microchip de «Raitán» que podría tener una sanción y el estado de maltrato en el que se encontraba, Gilpérez aseguró que el dueño «no la pagaría porque es absolutamente indigente».

Además, el vicepresidente de Asanda aseguró que el perro será trasladado a un centro especial de recuperación ya que «psicológicamente está fatal». Debido a la situación vivida por el animal, que estuvo atado largo tiempo, aunque su recuperación física está siendo buena, en el aspecto mental está muy mal «constantemente asustado, gruñe y se esconde de quien se le acerque». Hoy por hoy tendrá que ir al centro de recuperación, pero «se espera que se le pueda buscar una familia de acogida, aunque es muy difícil dada su edad», señaló Luis Gilpérez.

En julio, la Asociación Andaluza para la Defensa de los Animales hizo llegar una denuncia al Ayuntamiento de Dos Hermanas, que motivó la intervención de la Delegación municipal de Sanidad y de la Policía Local. En un principio, se llegó a pensar que se tendría que sacrificar la vida del animal, aunque tras los cuidados de la clínica veterinaria donde fue atendido se le pudo poner solución a sus problemas físicos.

El perro mostraba un grave problema debido a la gran cantidad de pelo criado, que junto a la suciedad y sus propios excrementos acumulados, había formado extraños apéndies adheridos a él. Esta situación hacía difícil el averiguar «qué eran las patas y el rabo del animal». Encima de la piel había formado una costra que lo había convertido en un «monstruo». Además, como consecuencia de tanta suciedad, emanaba un hedor insoportable que fue lo que alertó a la vecina a llamar a la Policía.

El dueño se negó hasta el último momento a entregar al perro y no lo hizo hasta recibir amenazas de inspecciones de sanidad de la Policía Local.

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