Publicado Sábado, 05-09-09 a las 07:39
Como Antonio Tapia dijo no preocuparle el traumático adiós copero tras ver la actitud y el juego de su equipo, habrá que preocuparse por que puedan repetir ambas cosas esta semana en Alicante, frente al Hércules, en la jornada 2 de la 2, que este finde la plebe trabaja mientras la aristocracia descansa. Yo no sé si al entrenador bético se le ha subido el apellido al oído y no se ha enterado de que a su gente lo eliminó de la Copa un cuadro lleno de suplentes y trufado de chicos recién destetados del petitsuisse. Lo digo porque aunque el juego de los suyos hubiera sido excelente y su compromiso con acta notarial, el que al final quedara batido y merengado por semejante rival abriría las carnes a cualquiera.
Tapia, que debería aprovisionarse de turrón de Jijona por si acaso falta por Navidad en la formica de la Ciudad Deportiva, afronta en Alicante un test serio. Aspirante hasta última hora al ascenso la pasada temporada, el Hércules le va a preguntar por todo y sería aconsejable que todas las líneas tuvieran preparadas las respuestas, porque con gente como la que malvive atrás y anda tan cabreada arriba, la cosa no está para darles a elegir entre la A, la B, la C y la D, sino para que memoricen la correcta y pongan la cruz del tirón.
Contra el Córdoba del primer día, supuestamente el bueno, lo que lleva a la risa floja, lo mejor del equipo fue su contundencia atacante y la labor del ángel de la guarda defensivo, que libró al equipo en la primera media hora de un desastre descomunal. Ojalá «juegue» de nuevo en Alicante, porque el miércoles se tomó el día libre y los zagueros dejaron en pelotas al equipo. No apostaría yo por un partido loco, de esos a la inglesa, teniendo lo que hay atrás. Pero cada maestro tiene su librillo y cada tapia, su grafiti.

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