El geo-radar con más experiencia en memoria histórica ha escaneado el lugar donde el poeta fue enterrado: una fosa de 6x2 metros, y 0,9 de profundidad, con 3 concavidades
Primera imagen de la fosa de Lorca
Radagrama que muestra las tres cavidades de la fosa, con uno o dos cuerpos en cada tramo.
Experto en memoria histórica
Luis Avial ha intervenido con su empresa, Cóndor Georadar, a menudo en colaboración con la Sociedad de Ciencias Aranzadi, en la localización de 70 fosas. Destacan:
Vich (Barcelona), fosa con 14 soldados republicanos.
Camuñas (Toledo), mina con una fosa con centenares de víctimas, religiosos y civiles.
Milagros (Burgos), con 46 ediles fusilados de la zona de Aranda de Duero.
La Serna (Madrid), fosa con ocho fusilados.
Fosa de Rubielos de Mora (Teruel), con 46 soldados del Ejército Popular.
Cementerio de Alanis de la Sierra (Sevilla), fosa con 62 presos vascos muertos en un accidente ferroviario.
Actualizado Miércoles, 07-10-09 a las 19:59
Dicen que una imagen vale más que mil palabras y ésta vale por mil lágrimas. Por primera vez los ojos de la ciencia se adentran como raíces en el dolor que custodia el subsuelo en el punto exacto donde se dice que fue enterrado Federico García Lorca, en el parque que lleva su nombre en Alfacar. Esos ojos han identificado la fosa más buscada de la Guerra Civil. Apoyada en las ondas de la tecnología del geo-radar, una mirada que no inquieta a los muertos tanto como a los vivos nos ofrece la primera descripción exacta del interior de la fosa, previa a su excavación, planeada para las próximas semanas por la Junta andaluza.
«Yo quiero ver aquí los hombres de voz dura, los que doman caballos y dominan los ríos: los hombres que les suena el esqueleto y cantan con una boca llena de sol y pedernales...» El recuerdo de sus versos mana junto a los miles de datos informáticos desde la tierra oscura que esconde la exacta dimensión de la fosa.
El día de su asesinato, en los albores de la Guerra Civil, cuando contaba 38 años, uno de los más grandes poetas de nuestra historia fue enterrado junto a un maestro y dos banderilleros —y tal vez un inspector municipal de tributos (o de abastos) del Ayuntamiento granadino y un restaurador— en la madrugada del 18 al 19 de agosto de 1936.
Luis Avial, de la empresa Cóndor Geo-radar, escaneó el pasado día 25 de septiembre la zona que históricamente ha sido asociada con el enterramiento del poeta. Se trata de un parque público en Alfacar, donde se erigió un monolito de homenaje a todas las víctimas de la barbarie que el poeta simboliza y donde según los pocos testimonios de la época —sobre todo el de Manuel Castilla Blanco, que participó en los hechos directamente— fueron enterrados el poeta y y sus compañeros en aquella noche aciaga.
Descripción de la fosaAvial, que ha cedido los resultados de sus análisis en exclusiva a ABC, es un operador de geo-radar y un experto en localizar fosas después de su amplia colaboración con varias asociaciones para la recuperación de la memoria histórica en toda España. Lo cierto es que se ha convertido en la primera persona capaz de describir el interior de la fosa. Y el resultado ha sido verdaderamente sorprendente.
Para empezar, las medidas: la fosa tiene un vaso —así se llama la marca cóncava que ha dejado la tumba excavada en los estratos originales— cuyas medidas son de unos 6 metros de largo por apenas 2 de ancho (en realidad poco más de 1,8 metros). El fondo de la fosa, la quilla de esta barca de muerte sobre la que yacen los restos humanos, tiene una profundidad de entre 0,8 y 0,9 metros y dibuja una escena del crimen cuyos detalles resultan todavía estremecedores.
Tres concavidadesAunque la imagen del geo-radar no perfila las formas de los huesos, sí muestra anomalías compatibles con restos humanos. Hay tres concavidades diferenciadas y separadas por dos pequeños amontonamientos de tierra que debieron separar unos cuerpos de otros. El tamaño de cada concavidad es de unos 2 metros de longitud. Por las dimensiones registradas, los cuerpos deben haber sido enterrados en parejas. El experto intuye dos cadáveres por concavidad, puesto que sería inútil cavar una fosa de estas dimensiones sólo para tres cuerpos. En total debió de acoger entre cinco y seis.
De este modo, los cuerpos de García Lorca y sus desgraciados compañeros, el maestro republicano Dióscoro Galindo, los banderilleros anarquistas Francisco Galadí y Joaquín Arcollas y, según se indica desde la Junta de Andalucía, el inspector municipal Fermín Roldán y un restaurador granadino, Miguel Cobo Vilches quedaron sepultados.
Avial, el autor de este estudio de geo-radar, advierte que su informe no identifica al poeta, pero sí sostiene la existencia de una fosa que concuerda con los relatos históricos y que guarda restos humanos. La Junta también busca en este lugar con todos los medios a su alcance.
Al estar en un parque público y tratarse de un enterramiento de carácter simbólico, esta información debe ser conocida por el público, sostiene Avial. Los distintos radagramas efectuados muestran los detalles del subsuelo, incluso la compactación de los estratos del camino que bordea la fosa.
Sea como fuere, Avial ha completado con este trabajo las investigaciones que durante décadas llevaron a cabo Brenan y sobre todo Ian Gibson y que reconstruyeron su detención y los horribles sucesos que acabaron con el asesinato de García Lorca, y su enterramiento en la fosa común que lo iguala con las demás víctimas de represalias durante la contienda. Por ello la familia no quiere que sea exhumado o identificado y prefiere que el lugar en el que ha sido localizada la fosa se convierta en un memorial.
Pero hay familiares que sí quieren recuperar y dar sepultura a los restos de sus antepasados y tienen derecho. Según Avial, la gran virtud de esta tecnología de geo-radar, aplicada a la memoria histórica, es que permite ahorrar tiempo y dinero al localizar la ubicación y profundidad de los restos, a veces el número de cuerpos, y asimismo permite a los arqueólogos trabajar con maquinaria pesada hasta que se acercan al lugar donde se requiere tener delicadeza.
En el caso de la fosa de García Lorca, Avial indica que el subsuelo arenoso no ofrece mucho contraste, y los huesos se confunden con el entorno calizo, por lo que al final la mejor guía es su larga experiencia en este campo.
Pronto excavarán el conjunto de huesos pálidos que el radagrama atisba, y puede que se identifique a Lorca. De momento, la ciencia ofrece la primera imagen del lugar imaginado, del abismo de su muerte.

Enviar a:

¿qué es esto?


Más noticias sobre...