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Si Mercasevilla fuera Mercavalencia

Si Mercasevilla fuera Mercavalencia, Rita Barberá estaría buscando piso en Pernambuco. En las emisoras de televisión nacionales que controla el amigo de Obama estarían reproduciendo a cada momento la cinta donde Mellet y Ponce piden la manteca colorá en un maletín colocado en ese lugar tan becqueriano y tan cernudiano a un tiempo: donde habite el olvido. Imaginen a los de la Sexta y a los de la Secta burlándose y mofándose de los pedigüeños con dueño identificado, porque en ese caso se acordarían de santa Rita Barberá a la hora de los truenos políticos y le darían a Francisco Camps más que a una estera.

El caso Mercavalencia ocuparía portadas y portadillas en los periódicos de tirada nacional, llenaría boletines de radio y sería el centro de atención de unas tertulias donde no se hablaría de otra cosa. El último concejal socialista de la pedanía más perdida de Galicia o de Extremadura sacaría a relucir la venta de suelos al peor postor en cuanto le pusieran un micrófono por delante, aunque fuera el micro de un karaoke. Y la vicepresidenta De la Vega o De la Vogue, que en esto hay sus opiniones, lo soltaría en cualquier momento y lugar, como hizo ayer en Sevilla: hablar de la corrupción sin nombrar el caso Gürtel y delante del alcalde de las facturas falsas tuvo mucha guasa, porque parecía enteramente que doña María Teresa estaba echándole un rapapolvo al presidente de Mercasevilla que no es otro que Alfredo Buena Gente, el que le busca trabajo a sus parientes.

¿Por qué no traspasa el caso Mercasevilla las fronteras rodadas de la SE-30? Muy sencillo. El PP sabe gestionar pero está incapacitado para hacer política pura y dura. Ignora cómo se aprietan las tuercas desde la oposición. Zoido dijo ayer en Triana que llegarán hasta el fondo del caso «caiga quien caiga». Pues sería la primera vez, porque en todos los escándalos anteriores le han dejado abierta la gatera para que Alfredo Buena Gente pudiera salir escaldado pero con las vidas que se le presuponen a un gato. Si en el PP tuvieran la misma actitud que en el PSOE, otro gallo cantaría. De momento siguen enredados en la trama valenciana de Gürtel. Y en Sevilla parece que al menos están despertando de la modorra, porque en estos últimos años han estado a la luna de Valencia aunque Zoido se pague de su bolsillo la parka roja que se pone para visitar los barrios como si fuera el repartidor de Telepizza.

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