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Sevilla, la ciudad de las rebajas

Ay, Maribel, Maribel! Por aquí te quiero ver, sacando facturas dobles y no la del Cortinglés. Maribel viste de prêt-à-porter, que traducido significa «listo para llevar»: lo que hacían en el Macarena's District… Maribel Montaño, que es la portavoz del Ayuntamiento excepto en los actos musicales donde esa función la ejerce el cantor hispalense Pascual González, se ha dejado caer en una rueda de prensa con la factura del vestido que lució en el pasado Festival de Cine. Atención, pregunta: ¿lo de llevar el anillo por fuera del guante es una muestra de talante? Maribel Montaño, que rima continuamente con engaño, se molestó por el pedazo de Fotomatón que le escribió el compañero Alberto García Reyes. Su vestido, ¡ay!, no era de diseño, sino de rebajas. Y ahí, precisamente ahí, es donde nos ha dado la clave de la ciudad.

Sevilla está de rebajas. Desde hace más de quince años. Pasó la Expo y Sevilla se vino abajo. Se rebajó a los nuevos señoritos del Régimen y ahí sigue, esperando el maná que le caiga de los cielos a los que le pedimos lo que no queremos conseguir con nuestro trabajo. Primero fue un sueño olímpico que terminó en ronquido. Y ahora es una rebaja continua que no cesa. Sevilla es, como el vestido de Maribel Montaño, una ciudad de todo a 99. No llegamos ni a la cifra redonda de los 100 leuros, como dicen los voceadores del Charco of the Pava's Market.

El metro se quedó en tranvía después de la rebajita de la Junta. Y la ampliación del metrocentro, en un estiramiento hasta la cercana estación de San Bernardo. Aunque para rebaja, la que le han metido a los terrenos de Mercasevilla: 52 de millones de euros a la baja. ¿Alguien da más por menos? Se rebaja la imagen de Sevilla y los corredores de los sanfermines ocupan el albero maestrante como si esto fuera Pamplona cuando en realidad es la ciudad de las pamplinas. Y los monumentos que labraban Susillo o Coullaut-Valera se quedan en el saldo de los muñequitos que están convirtiendo la Roma triunfante en un bazar de chinos al aire libre.

Esas rebajas han llegado hasta el Ayuntamiento. En la Granja de San Francisco ya no hay patas negras como Borbolla, Uruñuela, Del Valle, Rojas Marcos, Becerril, Pérez Escolano, Cuéllar… Menos mal que nos salva el cine. Como diría Humphrey Bogart en Casablanca ante un platito de papas aliñás, siempre nos quedará Maribel Montaño, esa Ava Gardner de todo a 99 leuros.

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