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La Gran Sevilla busca su identidad

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Dos décadas sin un marco de regulación tejió el crecimiento de los 46 municipios que conforman el área metropolitana de Sevilla hasta que el Potaus (Plan de Ordenación del Territorio de la Aglomeración Urbana de Sevilla) dibujó el pasado año el planeamiento urbanístico y de paso, las aspiraciones de la mayoría de consistorios. Un documento a 10 años vista que ofrece la imagen futura de un área de un millón y medio de vecinos y que espera la llegada de inversores para desarrollar sus 69 áreas de oportunidad como grandes proyectos productivos y residenciales.

Ahora el reto es que hay un área metropolitana diseñada a la que aún le quedan varias asignaturas pendientes para ser realidad . Hasta el momento, se han dado los primeros pasos en transporte o vivienda, si bien a nadie escapa que falta, y mucho, para que el conjunto de los municipios conformen una identidad metropolitana que incluso sobrepase la prestación de servicios comunes. Ver quien lidera ese proyecto parece que viene «atascando» la construcción del área metropolitana mientras se espera una mayor implicación por parte de la capital hispalense . Bien es verdad que la lógica, una vez trazado el Potaus, pasaría porque los municipios —La Rinconada, Dos Hermanas o Alcalá ya han revelado su arranque metropolitano— movieran ficha para aunar esfuerzos de cara a una gestión que trajera más y mejor prestación de servicios comunes.

Cómo gestionar precisamente estos recursos, es lo que trae de cabeza a la cúpula del PSOE desde que su secretario general, José Antonio Viera , anunciara hace dos años, la conveniencia de establecer una «autoridad única» que administrara la prestación de servicios a los vecinos de lo que ellos llaman la Gran Sevilla .

Sin embargo, con el Potaus encima de la mesa, 2010 avanza sin que se conozca en qué consiste esa primera propuesta del líder del PSOE . Sí se sabe que ha despertado más recelos que beneplácitos tanto en su propio partido como en otras administraciones . Viera prometió elevar al Parlamento de Andalucía un modelo para gestionar conjuntamente materias que afectan a la totalidad de la aglomeración urbana de Sevilla, pero no ha pasado de ahí. Más atractiva a ojos de los alcaldes y empresarios parece haber resultado la visión del consejero de Vivienda y Ordenación del Territorio, Juan Espadas , más enfocada a potenciar los grandes proyectos previstos en el Potaus a través de una plataforma-agencia público privada que capte inversores. Nada que ver con un modelo de gestión unida para el área metropolitana, pero sí una evidencia de que la autoridad única defendida por el PSOE provincial podría quedar relegada en el tiempo. Habrá que esperar si la iniciativa de Espadas cuaja.

En cualquier caso, si la autoridad única debía salir a flote con consenso, según advirtió el propio Viera, el proyecto tiene visos de quedarse en el cajón. Para evitarlo, el secretario general socialista parece estar dispuesto ahora a ceder su liderazgo a las administraciones . Hace varios días, Viera justificaba su impulso personal para articular la Gran Sevilla por querer «adelantarnos a los acontecimientos», aunque reconoció serle «indeferente» que la idea se concierte a través del PSOE como partido o mediante la consejería de Vivienda y Ordenación del Territorio o la Diputación. Bien es verdad que, de lo contrario, el asunto se le antojaba más que complicado. Y es que el resto de fuerzas políticas con representación en la Gran Sevilla comparten que el modelo no sea impuesto por ningún cargo orgánico de partido por lo que el llamamiento de Viera de reunirse —estaba previsto que fuera en enero— con los regidores de los 46 municipios metropolitanos no ha caído bien, aunque según fuentes consultadas al efecto, tampoco es que haya llegado comunicación oficial referida al encuentro. La desautorización de Viera como convocante de la reunión también aúna posturas que apuntan precisamente a que Junta o Diputación asuman la labor de impulsar cualquier actuación para el área metropolitana. Ya desde la institución provincial se advirtió de que no había «incompatibilidad» con las competencias de otras administraciones al tener «la misma finalidad que otras figuras supramunicipales».

Luchas de poder

La denuncia compartida entre PP y PA pasa porque los planes del secretario del PSOE fomenten «nuevos chiringuitos». «La autoridad única no va a solucionar los problemas de financiación local de los consistorios y tampoco las necesidades de los ciudadanos sino más bien un problema interno del PSOE de Sevilla y otro chiringuito para seguir recolocando a militantes y afiliados, incluido un carguito para Viera», señaló el presidente del PP, José Luis Sanz, que reclama además un mayor peso del alcalde de la capital, Alfredo Sánchez Monteseirín, «que está apartado por las luchas de poder en el PSOE».

En cuanto a las formas, mientras el PP aboga porque se coordinen las instituciones —mancomunidades, ayuntamientos, Diputación, Junta...— que prestan ya servicios en el área metropolitana, el PA apuesta por dar competencias al nuevo órgano gestor y que sea elegido por los propios ciudadanos el mismo día de las elecciones. «Debe buscarse una salida consensuada que nazca de abajo hacia arriba y con la participación de todos los ayuntamientos », apuntó el secretario provincial del PA , José Antonio Sánchez.

La figura promovida por Viera se entiende entre los alcaldes del PSOE como un instrumento «necesario» para coordinar las políticas y servicios metropolitanos. No es la «panacea», como reconoce el alcalde de San Juan de Aznalfarafe, Fernando Zamora, pero «ayudaría mucho a los ayuntamientos». «Tenemos que buscar fórmulas para mejorar los servicios porque hoy día, una actuación que hacemos aquí, puede tener incidencia en Mairena, Coria o incluso en Sevilla», explicó. Otras localidades socialistas, caso de La Rinconada, prefieren no entrar en debate y asumirlo como «positivo».

Barcelona, Valencia...

Cierto es que la situación que atraviesa el área metropolitana poco tiene que ver con el panorama de algunas de las principales aglomeraciones urbanas del país. En menor o mayor medida, las grandes urbes cuentan con organismos públicos que actúan en el territorio más cercano de la capital para impulsar los servicios y las políticas que requieran una gestión integrada con óptica metropolitana. Es el caso del Consorcio Área Metropolitana de Barcelona que, como ente local con personalidad jurídica, representa institucionalmente a los treinta y cinco municipios que la conforman ante niveles de gobierno y otros agentes sociales ya sea en Cataluña o en cualquier punto del mundo.

Según explicaron a ABC fuentes del consorcio barcelonés, la entidad impulsa tres órganos territoriales de gestión —mancomunidad de municipios, entidad de transportes y de medio ambiente— responsables de la administración de servicios, desde el espacio y transporte público hasta la vivienda, el abastecimiento de agua potable y el tratamiento de residuos, entre otros. «Desde hace años, las instituciones han trabajado con responsabilidad y eficacia para dar un paso adelante y conseguir un mejor gobierno del territorio metropolitano», apuntan. Lo entienden como «la voz» que representa el sentido el conjunto metropolitano en asuntos de interés además de como un «instrumento de cohesión».

Este entramado gestor supramunicipal —atiende a 3,1 millones de habitantes— viene de lejos. El primer órgano, la Mancomunidad de Municipios del Área Metropolitana de Barcelona (MMAMB), se constituyó hace más de dos décadas con el acuerdo voluntario de cada uno de los 31 pueblos del entorno barcelonés que decidieron integrarla para gestionar espacios públicos, infraestructuras y vialidad, equipamientos, urbanismo y vivienda.

Las razones de esta asociación bien podrían trasladarse a Sevilla. Compartir un ámbito territorial común, muy poblado, con espacios, dotaciones, servicios e infraestructuras de un intenso uso social y también, en la necesidad de armonizar propuestas e intervenciones institucionales optimizando los medios públicos. Los mandos se resuelven en función de los resultados electorales.

Si se ahonda en Valencia, la prestación de servicios también se ejecuta con perspectiva metropolitana . Desde la Entidad Metropolitana para el Tratamiento de Residuos hasta la correspondiente a los servicios hidráulicos, encargada de la gestión del agua potable que llega a los 45 municipios que integran la «Gran Valencia» y por ende, a sus 1,5 millones de vecinos. La primera, incluso está inmersa en la creación de una red de ecoparques —instalación controlada dónde el ciudadano puede depositar gratuitamente sus residuos—.

Otros casos sin embargo, quedan muy alejados de esa visión metropolitana. Según fuentes consultadas al efecto, en Bilbao, cada consistorio es competente de sus propios servicios y en la capital del país, son gestionados directamente por el Ayuntamiento de Madrid.

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