En plena crisis con EE.UU. el primer ministro israelí insiste en continuar con «la costumbre durante los últimos 42 años»
Actualizado Martes , 16-03-10 a las 12 : 00
El embajador israelí en Washington, Michael Oren, ha retratado las difíciles relaciones que atraviesan ambos países como la peor crisis en 35 años. Una crisis, -decía,- de “proporciones históricas”. Pero eso fue antes de que, este lunes por la tarde, el jefe del Gobierno judío, Benjamin Netanyahu lanzara el siguiente desafío a EE.UU.. “La construcción en Jerusalén Este y en cualquier otra parte continuará, como ha sucedido durante los últimos 42 años”, anunciaba el primer ministro judío en el Parlamento, plantando cara a las presiones de Barak Obama para que frene la colonización, a las condenas internacionales y a las advertencias que vaticinan una choque de consecuencias imprevisibles. El pulso está servido.
Pero Netanyahu iba aún más allá al avanzar que, cuando termine la supuesta “congelación” en los asentamientos que ordenó en noviembre por diez meses, -que no se respeta y que no afecta al Jerusalén oriental-, las obras seguirán en los territorios ocupados sin disminución. Fin, por tanto, a las esperanzas de reanudar el proceso de paz con los palestinos, que ratificaban a través de la OLP que no negociarán en semejante marco.
Y fin también a la posibilidad de reconducir a tiempo el encontronazo con Washington. Netanyahu ha preferido correr el riesgo y mantener el apoyo de los partidos ultraderechistas Shas e Yisrael Beitenu antes de satisfacer las órdenes de Obama y enfrentarse así una posible caída de su Gobierno, que desembocaría en elecciones anticipadas.

Desafío a EE.UU.Según el politólogo Eytan Gilboa, detrás de esta exhibición de fuerza estarían la creencia del primer ministro de que el presidente norteamericano no va a tener “determinación” suficiente para acorralar a Israel, lo que sería tanto como ponerse en contra al poderoso lobby judío de EE.UU, que tanto ayudó al demócrata a llegar a la Casa Blanca.

Netanyahu defendió este lunes su redoblada intención colonizadora diciendo que hay casi “total consenso” de los partidos israelíes acerca de que los barrios judíos en Jerusalén Este son “parte del Estado de Israel”. El jefe del Laborismo y ministro de Defensa, Ehud Barak, urgió sin embargo el lunes a considerar que “el diálogo de paz es la prioridad de Israel y de todas la región y es una de las cosas que sujeta (a mi partido) al gobierno y nos conduce a trabajar dentro de él”.
La última vuelta de tuerca a la tormenta entre los dos grandes aliados se ha registrado durante la visita oficial del presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, que dividirá su agenda de cuatro días entre Israel y los Territorios Palestinos con el deseo de situar a su país como nuevo mediador en Oriente Próximo. Pero parece que no corren buenos tiempos para la diplomacia en la zona. Lula recibió este lunes por la tarde el boicot del ministro de Exteriores israelí, Avigdor Lieberman, que no acudió a escuchar el discurso ofrecido por el brasileño en el Parlamento ante la negativa del mandatario latinoamericano de honrar la tumba del fundador del sionismo, Teodoro Herlz. Lula si acudirá el miércoles a Ramala a depositar una ofrenda floral sobre el enterramiento del ex dirigente palestino Yasser Arafat.

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