Aconseja al caudillo venezolano romper lazos con nuestro país por ser contrario a la autodeterminación
El impulsor del PCTV trabaja para Hugo Chávez como agitador contra España
EFE Miguel Ángel Moratinos junto a su homólogo venezolano, Nicolás Maduro, en julio de 2009
Obediente a las directrices de ETA
José Antonio Egido Sigüenza fue a principios de la década de los ochenta intregrante de HASI, partido considerado entonces como la «columna vertebral» de la Koordinadora Abertzale Sozialista (KAS). Debió estar entre los más ortodoxos con las directrices marcadas por la banda terrorista ETA, porque no figuró entre los doscientos militantes depurados a raíz de que tímidamente aconsejaran a la banda que se «tomara unas vacaciones» tras la matanza de Hipercor, en junio de 1987.
La debida obediencia a la «vanguardia» del MLNV le aupó a la «mesa nacional» de Herri Batasuna hasta 1992, año en el que pasó a trabajar en la sombra. En 2002 fue detenido junto a otros dirigentes batasunos por orden del juez Baltasar Garzón, que les acusaba de integración en banda terrorista. Después quedó en libertad y en estos momentos se encuentra a la espera de juicio.
El impulsor del ilegalizado Partido Comunista de las Tierras Vascas (PCTV), Antonio Egido Sigüenza, trabaja para el Ministerio de Asuntos Exteriores del gobierno de Hugo Chávez como agitador contra los intereses de España y defensor de «la lucha por la liberación del pueblo vasco». Egido, que perteneció a un «comando» etarra en los años 80 y a la «mesa nacional» de Herri Batasuna, está contratado por el Instituto de Altos Estudios Diplomáticos Pedro Gual, dependiente del citado Ministerio del Poder Popular para las Relaciones Exteriores. Su titular, Nicolás Maduro, relacionó recientemente al juez de la Audiencia Nacional Eloy Velasco con la «mafia de Aznar» por haber abierto una investigación sobre la complicidad del régimen chavista con la alianza entre ETA y las FARC. Maduro despreció el auto del juez en lo que ha sido un claro comportamiento de denegación de auxilio a la Justicia.
Admirador de etarras
El Instituto Pedro Gual tiene, entre otros cometidos, la «formación de líderes populares» en la doctrina del marxismo más ortodoxo, con el objetivo de rehabilitarlos como fieles funcionarios al servicio del régimen chavista. Se encarga también de adiestrar futuros diplomáticos, capaces de mantener las actuales alianzas internacionales de la Venezuela gobernada por el caudillo bolivariano y gestar nuevas ententes.
En uno de estos cursillos convocado en Caracas el pasado mes de febrero participó José Antonio Egido, a quien se presenta oficialmente como «luchador por los derechos de autodeterminación e independencia del pueblo vasco» y «profesor invitado de la Universidad Bolivariana de Venezuela». Junto a Egido intervinieron diputados afines a Chávez, así como altos mandos militares de su Ejército. Como director del Instituto de Altos Estudios Diplomáticos Pedro Gual ejerce John Balza Asismendi, un activista defensor de la causa de Hugo Chávez y simpatizante de los narcoterroristas de las FARC.
Admirador del Ché
Egido admira, junto al Ché Guevara, al etarra Pakito Arriarán, muerto a principios de los 80 cuando colaboraba con la «guerrilla salvadoreña». Sus referentes políticos, además de Carlos Marx, Lenin y Stalin, son quienes gobiernan actualmente Irán, Rusia, Bielorrusia, China y Palestina, entre otros países.
Con motivo del último viaje realizado por Chávez a Madrid, Egido escribió un artículo en la prensa venezolana en el que aconsejaba al caudillo bolivariano que reforzara sus relaciones, precisamente, con países como Rusia o Bielorrusia y, por contra, rompiera con España, a la que consideraba enemiga de los procesos de autodeterminación de los pueblos. «Es importante para Venezuela que se desactive a España como un país hostil, un país que está en contra de los procesos de emancipación latinoamericana y caribeña». Es el discurso manido de ETA-Batasuna: comparar los procesos de emancipación llevados a cabo en su día por los países de Iberoamérica con la «lucha por la autodeterminación» que supuestamente, desde la visión delirante de los Ternera, Txeroki, Otegi y compañía, mantiene el País Vasco contra el «régimen colonialista» español. Todo ello para justificar la actividad terrorista de ETA y asentar Venezuela como «santuario» de su retaguardia. Así las cosas, en el citado artículo Egido aconsejaba a Chávez que debía «exigirle a España que abandone su actitud hostil hacia la Venezuela bolivariana, hacia la integración latinoamericana y caribeña y adopte una posición pragmática y realista».
A las órdenes del MLNV
En el proceso para la refundación de Batasuna, en el año 2000, Egido fue el autor de la ponencia «Igitaia eta Mailua» (hoz y martillo), que exponía la posición de una corriente llamada «Comunistas del Pueblo Vasco». El texto marcaba cierta distancia con respecto a la línea oficial de la «mesa nacional», pero no porque criticara o cuestionara la vigencia de la actividad terrorista, sino porque reivindicaba para la nueva Batasuna un mayor contenido marxista-leninista, en detrimento del componente más nacionalista. Al resultar perdedora, la citada corriente se excluyó de la refundación de Batasuna, aunque sus promotores dejaron claro que se mantenían plenamente integrados en el MLNV, cuya vanguardia es ETA.
Poco después constituyeron el PCTV con vocación de mantener la ortodoxia de los comunistas vascos, pero sin afán de competir con la nueva Batasuna para no restarle base electoral. Por ello, a los Permach, Otegi, Goirizelaia e Iruín, que ya carecían de partido legal, no les resultó difícil lanzar una «opa cómplice» al partido de las «nekanes» y rehabilitarlos como «lista trampa» para poder colarse en el Parlamento vasco en las elecciones de 2005.
Conseguido su objetivo, el partido impulsado por José Antonio Egido actuó durante la anterior legislatura como el grupo parlamentario de la ilegal Batasuna. A los comicios de 2009 no pudo presentarse tras ser ilegalizado por actuar al servicio de ETA, como ocurrió con ANV.
Egido frecuenta la sede de la Coordinadora Simón Bolívar, que preside otro chavista ortodoxo, Juan Contreras. Allí coincide a menudo con el etarra Arturo Cubillas, directivo del Gobierno de Chávez, y con brigadistas de Askapena, la «ONG» de ETA, que periódicamente se desplazan a Venezuela para asentar sus lazos con sectores del chavismo.

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