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Santiago Padilla: «ABC fue vital para la difusión nacional de El Rocío»

El gerente de la Asociación de Hoteleros de Sevilla, un almonteño de estirpe, bucea en la hemeroteca para demostrar la gran repercusión histórica de la romería

Santiago Padilla: «ABC fue vital para la difusión nacional de El Rocío»

El Rocío no ha dado el salto a los medios nacionales tan recientemente como muchos defienden. Desde el siglo XIX esta romería tiene repercusión mediática mucho más allá de la marisma. No es, por tanto, una devoción extendida desde que se retransmitió por primera vez la procesión de la Virgen por televisión, una teoría que se ha extendido por muchos foros sin justificación.

Santiago Padilla Díaz de la Serna, un almonteño férreamente ligado a la Virgen del Rocío y a la Hermandad Matriz, que actualmente es gerente de la Asociación de Hoteleros de Sevilla, lo demuestra con su nueva publicación, que se presentó ayer en el Ateneo: «Rocío, Sal y Sol de Andalucía. La difusión nacional del Rocío desde el siglo XIX hasta 1961».

«Es una visión historiográfica que pone luz a un arco temporal que se inicia en el siglo XIX, un siglo que teníamos muy opaco, con muy poca información, y que avanza en el tiempo hasta 1961», explicó su autor durante el acto de presentación. ¿Por qué exactamente hasta el 61? «Porque todo ese proceso cristaliza en la fundación de la hermandad filial de Madrid, aquello fue un hito». De hecho, la celebración este año del cincentenerio de dicha hermandad «es lo que ha dado pie a este libro». La fundación de la devoción capitalina es la cima de la repercusión mediática. Pero Padilla ha rastreado en las hemerotecas para encontrar la primera referencia al Rocío fuera de Andalucía. «Se había publicado en una revista de Madrid titulada El Diario Pintoresco Español. Fue una crónica de 1821 que después sacó a la luz en ABC Benigno González. Y en esto Sevilla también tuvo mucha importancia con las crónicas publicadas en Madrid por los viajeros románticos que habían conocido El Rocío a través de Triana, cuya fundación es capital en 1813. Eso convierte a Sevilla en la gran lanzadera para la difusión nacional del Rocío. Aquí estaban las academias, la universidad, la capitanía del ejército. Sevilla es la salida natural de promoción de los almonteños».

Sin embargo, Padilla recalca que «ABC es uno de los medios de comunicación destacados desde su creación a principios del siglo XX en la cobertura del Rocío en Madrid. Es el primer diario que publica una portada dedicada a la romería a nivel nacional. Fue en 1933. Es un diario que ha hecho un seguimiento muy importante de la romería. Su fundador, Torcuato Luca de Tena, tenía en su casa de La Palmera, hecha por Aníbal González, un tema del Rocío en el zócalo. Tal vez por eso su periódico en Madrid es pionero en al difusión nacional del Rocío».

Entre las curiosidades encontradas, Padilla se ha topado con una foto «de 1905 de una carreta de Triana en Castilleja, una crónica del Rocío en Barcelona de 1901 o en Cartagena de 1918...». Sin embargo, «este libro es sólo la punta del iceberg de lo que podamos encontrar más adelante». No obstante, el libro «pone en valor a muchos personajes cuya vinculación con el Rocío se desconocía». En ese sentido, recupera las crónicas de Manuel Siurot para ABC entre 1928 y 1936 o el capítulo dedicado a la romería por Juan Ramón Jiménez en «Platero y yo», donde habla del regreso de las carretas a Moguer. «Éste es un capítulo esencial porque mete al Rocío en la literatura de grandes autores contemporáneos».

Otra de las sorpresas que se ha llevado Padilla durante la investigación ha sido descubrir la estrecha ligazón de esta devoción con el mundo taurino. «Me he encontrado varias crónicas de Gregorio Corrochano en ABC, por ejemplo». Pero nada es tan actual como la noticia del motín de Almonte contra sus políticos en 1932, una noticia que saltó a todos los diarios nacionales de la época. «El Ayuntamiento quitó unos azulejos de la Virgen y eso provocó un motín popular en el que el acalde se tuvo que ir del pueblo. Y la gente fue a la casa de los concejales a sacar los cuadros de la Virgen que tenían y los pusieron en la fachada del Ayuntamiento para demostrar que públicamente promulgaban una cosa mientras en sus casas hacían la contraria».

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