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Sí, el Sevilla es indestructible (0-2)

Ganó su quinta Copa con goles de dos canteranos —Capel y Navas— y defendiéndose con orden y solidaridad ante un Atlético crecido que mandó durante buena parte del choque

Podría pensarse que después de la cáscada de de éxitos que bendijo al sevillismo en 2006 y 2007, la nueva conquista de un título alcanzado recientemente no significaría tanto, pero el error sería inmenso, de supina ignorancia. Había muchas razones para desear otra Copa del Rey y así lo expresó la afición nervionense escenificando una heroica peregrinación a la otra punta de España para estar con los suyos en una cita que se recordará, para siempre, por la bravura del equipo en una sinfónica interpretación futbolística de la solidaridad y por la reunión de todos los jugadores en el centro del campo, ya en calidad de campeones, para mirar juntos al cielo y dedicar los laureles conquistados al compañero que se fue. Antonio Puerta que estás en los cielos .

Desde que él se marchó nada fue igual. En estos casi tres años se han sucedido acontecimientos diversos que tarde o temprano zarandean a todos los equipos con desigual resultado, sí, pero que el Sevilla ha ido aguantando gracias a la solidez de hierro de un proyecto que va a ser verdad que es indestructible, como dice Del Nido. La marcha de Juande, la fractura producida por Jiménez y que no soldaba de forma alguna, los fichajes que no parecían de Monchi, las lesiones , los problemas del propio presidente y tantas otras cosas podrían haber acabado con esta construcción que fue fraguándose desde la reivindicación del orgullo perdido y una llamada inicial a la humildad que convirtió en sueños realizables los imposibles, pero es que el Sevilla ya no es un club como los demás. Su fortaleza se ha generado desde dentro, gracias a la idealización de un espíritu renovado, al trazado de un rumbo claro, a la vocación de ser una entidad moderna y pionera, a la coordinación de un nuevo modelo formativo en la cantera y al firme deseo de romper con la trayectoria reciente para ser un club nuevo... con más de cien años de historia a la que se apela a cada instante porque es un bagaje inagotable de sentimiento que alimenta la fidelidad y la unión. Este Sevilla es otra cosa, y muy seria. Es ganador.

Cuando se supo que Luis Fabiano no podría jugar anoche cundió un efímero desánimo que desapareció al conocerse la decisión de Competición de convertir en amarilla la tarjeta roja que Negredo vio en Almería. Y no porque el delantero vallecano sea pieza fundamental en el equipo, que no ha sido capaz de asumir ese rol, sino porque en un Sevilla en el que los símbolos son tan importantes, esto hecho se convirtió en uno más, o en una señal. Antonio Álvarez, que recuperando a Capel le ha devuelto la identidad al equipo atacando por los flancos como nadie lo hace en España , ha sabido capitalizar el patrimonio humano que le ofrecía el vestuario y después de ir tirando, presentó en el Camp Nou la versión más cercana al gran Sevilla de los cinco títulos. Letal. Con el 4-4-2 característico, con Zokora y Renato en el centro, con sus dos puntas, después de una primera internada del «Kun» sacudió el equipo un golpe mortal con un zurdazo de Capel desde la frontal que De Gea ni vio. Era el minuto cuatro y la final de la Copa tomaba pronto un giro brusco en favor de los intereses nervionenses porque la contra es su mejor arma.

Y el Atlético se lo trabajó. Con sus carencias porque siendo un buen equipo le cuesta generar fútbol en el centro y se encomienda a sus dos delanteros, que si entran en contacto con la pelota, eso sí, son dañinos a más no poder. Sufrió pues el Sevilla todo el primer tiempo, defendiendo cerca de Palop, refugiándose en él muchas veces y esperando su momento. El «Kun», Forlán y Tiago tuvieron una oportunidad triple pero siempre hubo alguien en la trayectoria del remate . Cuando Palop lo había parado o rechazado todo, Agüero se encontró el balón tras una «cantada» del valenciano en un córner y no fue capaz de cabecear a gol.

Tras el descanso se equilibró el partido, y más con la salida de Romaric por Negredo. El Atlético lo siguió intentando, con Reyes agujereando, Tiago percutiendo y los de arriba amenazando. Pero las mejores oportunidades fueron del Sevilla. Negredo falló la primera tras taconazo primoroso de Kanouté. Imperdonable. Pero en el 93 apareció Jesús, don Jesús, que robó, se fue en vertical, se libró del marcador, regateó a De Gea y marcó. Gritó gol. Era el de la quinta. Pentacampeones. Y todos al centro del campo a brindarle a Puerta. Casi tres años después, se recupera el camino, Antonio.

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