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«Una cosa es el arte y otra el mercado, y a ver quién decide»

Javier Parrilla vuelve a exponer tras tres años en la galería la Caja China

KAKO RANGEL

MARTA CARRASCO

Javier Parrilla (Sevilla 1975), presenta en la galería La Caja China una propuesta realizada en los últimos años y que se ha centrado en la técnica del papel y óleo, a los que hay que añadir tres telas. La pintura de este artista se presenta como una propuesta cerrada, muy colorista llena de elementos iconográficos que se repiten casi ceremonialmente.

Javier Parrilla ha titulado su exposición «Pinturas», «porque no tengo más pretensiones que pintar». Es la tercera muestra individual, «no exponía desde 2007. Yo trabajo lento, no me interesa tirar por tirar obra».

Por su edad está ecuadrado en la generación que sigue a la de los 80, la que hoy se conoce como la de los pintores con nombres como Miki Leal, Cristóbal Quintero y Rubén Guerrero, entre otros.

Se dedica exclusivamente a pintar, a excepción de algunos trabajos de diseño de libros que hace de forma excepcional, «no cosas anecdóticas, principalmente pinto. Para mí conservarme puro en la pintura no es complicado. Yo procuro en la pinturano contar nada. No me interesa la sociología ni nada de eso. En los últimos años en el arte se ha pecado de eso, de querer contar cosas, y hacer casi una crónica social de lo que está pasando. Es de perogrullo que tu experiencia y tus vivencias quedan en los cuadros, pero yo tengo necesidad de plasmarlo a modo de relato, ni ser un cronista, como ha pasado mucho en el arte. La pintura puede ser independiente y no está sujeta a ninguna función».

A Javier Parrilla le gusta la pintura alemana del siglo XX y la pintura española del Barroco y hasta el XIX. Piensa que en la pintura española hay desconocidos por descubrir, «pero quién le pone el cascabel al gato. Tengo amigos que son excelentes pintores y nadie los conoce. Una cosa es el arte y otra el mercado, y cualquiera sabe quién decide eso. Es cuestión de suerte y de coincidencias, aunque esté el esfuerzo y la calidad de la obra», afirma. Sin embargo, piensa que una buena galería, «no vende un mal pintor. Decir lo contrario sería muy duro», asegura mientras ignora si el mercado con él se porta mal o bien, «no me quejo». En estos momentos de crisis y en cualquiera para Javier Parrilla, «ser pintor no es una aventura, sino un compromiso. La pintura tiene el plus de que está por encima de otras cosas, estás creando cosas de la nada y dando cosas nuevas al mundo, aunque suene algo grande».

Ante la crisis de la Feria Arco no sabe si el modelo es el acertado, «pero no somos los pintores quienes tenemos que entrar en ese problema. Demasiado tenemos ya con pintar. Quizás este tipo de ferias ya no proponen una evolución ni crean coleccionismo», afirma.

Dice Javier Parrilla que en nuestra ciudad, «no se diferencia muy bien de lo que es cultural de folklórico, ni lo que es arte, de arte con mayúsculas y eso produce confusión y aunque hay gente que sabe mirar, a veces las cosas se quedan en el simulacro. Esta ciudad es especial, con costumbres como la Semana Santa y la Feria que rompen los límites de la percepción cultural y es bueno porque se vive más alegre, pero para la cultura provoca que la gente se conforme con ir a ver una procesión en lugar de ir al teatro o a una galería. El espectáculo está en la calle y no hay que hacer esfuerzo», dice el artista.

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