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La Sinfónica fue de menos a más en la última temporada sin recortes

Sólo el 50 por ciento de los conciertos de abono se celebraron en jueves y viernes

JOSÉ LUIS LÓPEZ LÓPEZ

Es necesario comenzar aludiendo al duro golpe exterior sufrido por la Sinfónica, que pasará a su «historia negra»: la crisis económica general, que ha sido afrontada por las instituciones públicas sostenedoras de las otras tres grandes orquestas andaluzas (Granada, Córdoba y Málaga) manteniendo sus aportaciones económicas, ha golpeado, sin embargo, a la de Sevilla, por la mano inmediata de la pseudo-delegada de Cultura (¿cómo llamar, si no, a una persona con esa responsabilidad, que no ha pisado la sede de la Real Orquesta Sinfónica de Sevilla (ROSS) —ni a un solo concierto ha asistido— salvo para ruedas de prensa?) del Ayuntamiento hispalense, señora Montaño. Aunque eso no exime al alcalde, que la nombró, y a su equipo.

Cierto que el golpe «municipal y espeso» (Rubén Darío «dixit») no ha afectado a la temporada que ha concluido, pero sí a la próxima. En cuanto a aspectos no artísticos, pero sí organizativos, no cabe obviar las irregularidades del calendario, en especial

respecto a los días de la semana en que se han celebrado los conciertos. Había un pacto tácito con el público: salvo excepciones, cada programa se interpretaba jueves y viernes. Pues bien: de los 18 de Abono sólo han cumplido esa condición 10 (uno más del 50%). Resultado: irritación de buena parte del público y, sobre todo, de los abonados (entre los que se han producido una serie de defecciones, que ojalá no sean muchas). Se ha tomado buena nota: la temporada próxima 2010/11, de los 15 de Abono, 14 son en jueves/viernes, salvo el extraordinario de Navidad (para no hacer coincidir el 2º día con la Nochebuena).

Artísticamente (que es lo esencial, aunque las circunstancias reseñadas son muy importantes) hay que reconocer que las cuatro formaciones invitadas dentro del Abono, cosecharon, todas, notables éxitos: señalaríamos, en orden de excelencia, el Coro Gächinger Kantorei y los solistas dirigidos por Helmut Rilling, en el «Elías» de Mendelssohn; la Orquesta de Córdoba (mágico

trabajo del gran director Hernández Silva); la Orquesta de Extremadura, bajo la dirección de Jesús Amigo; y la Orquesta Barroca de Sevilla.

Catorce programas

La ROSS propiamente dicha interpretó 14 programas (6 bajo la batuta de Pedro Halffter, y 8 a cargo de directores invitados). A mi juicio, los cinco primeros conciertos de la Sinfónica acusaron ciertas vacilaciones y la necesidad de recuperar su propia personalidad (salvo el extraordinario 3º, en que nuestra Orquesta, dirigida por su director artístico, volvió, con grandeza, a por sus fueros); no ayudó en ese empeño la batuta de directores simplemente correctos como Beermann (4º) y Schellenberger (6º: el 5º fue de la Orquesta de Córdoba). Pero, a partir del 9º, la ROSS recuperó su verdadero pulso, ya hasta el final: con P. Halffter y directores invitados como Albrecht, Goodwin, Soustrot, Nesterowicz y Neuhold; y magníficos solistas como M. Groop, E. Leonskaja, N. Stutzmann, J.-Y. Thibaudet…

En

resumen: comienzos correctos, y sucesión de menos a más. Sería bastante que el curso 2010/11 mantuviera el nivel de los diez últimos conciertos del 2009/10, en espera de tiempos mejores. Pero se puede mejorar: con estos mimbres, los milagros son posibles…

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