Cante: Pansequito, Marina... y sobre todo Poveda

El cante está vivo. La Bienal arroja esa evidencia. Por mucho que los nostálgicos se empeñen en defender que cualquier tiempo pasado fue mejor, la realidad es que sólo fue distinto. Porque el balance que deja esta edición del certamen en el apartado cantaor demuestra que el futuro está asegurado con todas sus corrientes estéticas e incluso con nuevas maneras de acercarse al género. Y en ese clima de esplendor, la Bienal nos ha dejado tres grandes alegrías. El regreso de Pansequito a la cima gracias a un recital en el que se encumbró por alegrías. La consagración como primera figura de la granadina Marina Heredia , que en una actuación histórica ofreció un cante por seguiriyas para enmarcar. Y la confirmación de Miguel Poveda , que ha cogido las riendas de la nueva generación de cantaores para elevar el nivel a la altura de los grandes maestros. Pero hay más cosas. Aunque su espectáculo fue fallido, el cante por soleá de Estrella Morente para el baile de Juan Andrés Maya se recordará ya para siempre como uno de los momentos más excelsos del certamen. A esa cima del cante sólo pueden subir los elegidos. Y en los mismos términos hay que hablar de la seguiriya que hizo El Lebrijano , un maestro que ha confirmado que está dispuesto ser el patriarca del cante en los próximos lustros.

También quedó algún detalle de Agujetas, aunque mancillado por su nefasto comportamiento en el escenario. O una soleá demasiado corta, pero brutal de El Torta. O la toná furibunda de Dolores Agujetas. O la irrupción certera de David Lagos como cantaor de alante. O el posible camino de Valderrama como cantaor más allá de su trabajo como cantante ... En cambio, otros, como Arcángel, no han respondido a las expectativas creadas. Lo que no quiere decir que haya fracasado. Todo lo contrario. Su recital fue bueno. Pero es que Pansequito, Marina Heredia y, sobre todo, Miguel Poveda se han dado un paseo por el edén en el que se conserva, con extraordinaria salud, el cante de los próximos años.