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De Prada: «La escuela debe ser la prolongación natural de la familia»

El escritor pronunció una conferencia en la inauguración de los colegios de Attendis

A.B.P.

AMPARO BACA PÁEZ

ESPARTINAS

El acto inaugural de los colegios Adharaz y Altasierra del Grupo Attendis, que tuvo lugar ayer en Espartinas, llevó al escritor y columnista de ABC Juan Manuel de Prada a reflexionar sobre «El reto de la Educación».

Durante la conferencia, De Prada se refirió a la escuela como «la prolongación natural de la familia», el lugar en el que los padres confían a sus hijos para que les impregnen de aquellos valores que consideran esenciales «para que comprendan la realidad del modo en que queremos que sea comprendida, la que el tirano desea erradicar». Es la institución donde se debe seguir transmitiendo esa «tradición y autoridad», conceptos que considera «prácticamente desterrados de este mundo» pero que han sido «los pilares de nuestra civilización y de nuestra forma de entender el mundo».

Llevándolo al plano educativo, tradición hace referencia a «la llave que se entrega de generación en generación para abrir la casa del mundo a quienes vienen detrás de nosotros. Con esa llave nos abrimos a la vida, a los afectos y al conocimiento del mundo». Sin embargo, advierte de la erradicación de la denominada «familia tradicional», convirtiéndola en un «vivero de odios». «Los divorcios están a la orden del día, el entendimiento entre los sexos es imposible y entre generaciones es más imposible aún», añadió.

El reto educativo El columnista de ABC indicó que depende, en primer lugar, «por asumir que el trabajo debe estar al servicio de la familia»

El segundo pilar, el de la «autoridad», ha sido víctima de una «neolengua» que desvirtúa el concepto de una forma peyorativa a autoritario y no autorizado, que es el que haría referencia al origen en latín «ayudar a crecer».

Esa desvirtuación también se ceba, según entiende De Prada, en el «derecho». «Es la máscara sobre la que se cubren los deseos e intereses personales. Quien desea deshacerse de un hijo habla del derecho a decidir, o quienes desean librarse de nosotros porque somos una molestia o les resultamos muy caros hablan del derecho a una muerte digna», añade.

La protagonista de esa escuela en la que se produce la desvinculación de los orígenes, en el que las Humanidades cada vez tienen menos peso y en el que se acepta el «caramelo envenenado del tirano para satisfacer un deseo», es la Educación para la Ciudadanía, que ahora se lleva a los extremos con la educación sexual, o «esta nueva forma de corrupción de menores que pervierte a una infancia desvalida».

Ante este «panorama tan desolador», Juan Manuel de Prada considera que el reto educativo para necesariamente por cobrar conciencia verdadera de que los primeros y únicos educadores de los hijos son los padres: «El primer reto educativo es que esa obligación natural sea la primera de todas nuestras obligaciones», asumiendo en este plano que el trabajo debe estar al servicio de la vida familiar, «permitiendo dedicar el mejor tiempo a los hijos».

El segundo reto es que la escuela constituya una verdadera prolongación natural de la familia, que «contribuya a completar esa visión de mundo que queremos transmitir a nuestros hijos». «No puede ser un lugar donde se transmitan visiones del mundo distintas a lo que queremos, como son las anticristianas, casi todas las escuelas públicas o, un batiburrillo de visiones del mundo que condena a nuestros hijos al caos». Y el tercero, el de «una escuela que fomente e ilumine ese vínculo del hombre en ciernes, de niño, con la raíz última de todas las cosas, que es Dios».

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