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Meteorología: de las arañas y las patas de cordero a los números para predecir el tiempo

Juan de Dios del Pino disertó sobre la historia y la evolución de la predicción

gogo lobato

aurora flórez

Modificar artificialmente el tiempo no es ya ciencia ficción, se hace con nieve artificial, con la lluvia, con las heladas ... a pequeña escala, y controlarlo a mayores niveles e intervenir en él en una cuestión que tanta relevancia mundial ha adquirido por sus repercusiones como es el cambio climático es uno de los retos de la Meteorología. Es una de la ideas que dejó ayer sobre la mesa el meteorólogo Juan de Dios del Pino , quien, con motivo del Día de la Química y por la festividad de San Alberto Magno pronunció una conferencia titulada «Meteorología: de la intuición al pronóstico» , organizada por el Colegio Oficial de Químicos de Sevilla.

Del Pino, un apasionado de su trabajo , hizo un recorrido por la historia y la evolución de lo que hoy es una ciencia cuyos resultados y pronósticos consultamos todos y que tiene su lugar preferente en cualquier medio de comunicación. Una ciencia que en su primera etapa se basaba en datos que suenan descabellados para comprender los cambios en la atmósfera. «Arañas, que si tejían hilos largos y fuertes se podía contar con tiempo bueno en un par de semana; ranas verdes metidas en un bocal de vidrio con una escalerita o un palito inclinado a los que si accedía pronosticaba tiempo sereno, seco y soleado; Sanguijuelas , que predecían según sus movimientos y posturas; un esternón de pato , patas de cordero una vez asadas, humo de altares de sacrificio, constelaciones de estrellas, manchas solares, conjunciones planetarias, fases lunares... que «fueron utilizados por la mente humana para comprender el tiempo y, más importante, para pronosticarlo», explicó el meteorólogo, que se remontó a las primeras reglas predictivas, provinientes de la atenta «observación de los fenómenos meteorológicos y su relación empírica con el tiempo meteorológico futuro. Reglas que pasaron de padres a hijos y que incluso han llegado a la actualidad en forma de refranes, o predicciones y observaciones que perviven en las cabañuelas o en el calendario Zaragozano.

«Los logros han cambiado la “guasa popular” sobre los desaciertos»

No fue hasta la llegada de instrumentos de medida, como termómetros o barómetros, cuando comenzó lo que Del Pino calificó de segunda etapa de la Meterología, época del recordado Mariano Medina, ese hombre del tiempo de la televisión en blanco y negro. No obstante, explicó, esos primeros mapas del tiempo «eran radiografías del estado presente de la atmósfera y el problema seguía ahí. ¿Cómo pasar del estado presente a una visión de futuro? Era la intuición del meteorólogo la que daba respuesta a los interrogantes», dijo Del Pino, que recordó como Eugenio Martín Rubio «perdió su cuidado bigote al vaticinar una nevada en Madrid, o una lluvia en Almería, no se recuerda bien. Pronóstico que no se cumplió ».

El gran cambio, sin embargo, no se produciría hasta la llegada de los ordenadores potentes, cuando se pudieron realizar cálculos serios con resultados razonables. «Las comunicaciones, la informática, los conocimientos físicos de los procesos en la atmósfera y las herramientas matemáticas para resolverlos han permitido el desarrollo de la tercera generación de la Meteorología, basada en los modelos numéricos de simulación y pronóstico de la atmósfera». Ésta, según subrayó Del Pino, es la tercera etapa. Sin embargo reconoció que aún «se requieren mejoras y avances» y que la intuición sigue presente. «Los logros han cambiado la “guasa popular” sobre los desaciertos», dijo, añadiendo que ese aumento de credibilidad, por ejemplo, «atempera cada vez más a los cofrades, que cada vez delegan más en el conocimiento y en la intuición de los meteorólogos». Hoy, que quedan satisfechas las necesidades y demandas de los ciudadanos con ese conocido producto que es la previsión del tiempo para los próximos días, se plantean esos retos y metas con los que Juan de Dios del Pino rubricó su conferencia: el ya citado de modificar artificialmente el tiempo y lograr, en las predicciones, mayor resolución espacial y temporal, en periodos más cortos, y avanzar el alcance temporal mediante técnicas matemáticas.

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