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Los ojos «cegados» por Marruecos

Luis de Vega, corresponsal de ABC expulsado por Marruecos, y otros periodistas disertan sobre el Sáhara

PABLO D. ALMOGUERA

Representan a esa raza de periodistas que no se rinden ante el conformismo. Sus ojos han sido los nuestros y sus dedos han tratado de plasmar sobre un teclado lo que el Gobierno de Marruecos ha querido silenciar. Luis de Vega, corresponsal de ABC en Rabat, junto a Erena Calvo, de «El Mundo», y el fotógrafo Rafael Marchante, ex corresponsal de «Reuters» en la zona, demostraron ayer en Málaga que aunque el reino Alauí les les haya puesto en su lista negra y les ha prohibido ejercer su profesión en territorio marroquí sus voces son libres y ofrecieron una clase magistral de la situación que padecen los informadores españoles en este país.

La sede de la Asociación de la Prensa de Málaga (APM) —entidad organizadora— fue el escenario en el que los tres periodistas participaron en la charla coloquio «Periodistas en el Sáhara» el mismo día en el que Reporteros Sin Fronteras recordaba a los 270 periodistas que en la actualidad se encuentran encarcelados en distintas prisiones del mundo.

De Vega, decano de los informadores en Rabat y expulsado de Marruecos por informar con objetividad sobre los recientes sucesos acaecidos en el Sáhara Occidental, criticó la «pasividad» del Ejecutivo español en la defensa de los periodistas y el hecho de que esté primando «unos intereses sobre otros». «Hay que vender a los informadores y estar calladitos en el asunto del Sáhara para no molestar a Marruecos», señaló sobre la postura del Gobierno de España.

El riesgo de la «venda»

Marchante también se expresó en términos similares al afirmar que el día que la ministra de Asuntos Exteriores, Trinidad Jiménez, se reunió con su homólogo marroquí «se condenó a los periodistas españoles». «Me dolió la actitud de ministra. Que callara y otorgara», señaló el fotógrafo, quien consideró inaudito ese encuentro «cuando Marruecos ocupa el puesto 135 de 174 en el ranking de Periodistas Sin Fronteras sobre libertad de prensa».

No obstante, los tres informadores entonaron el «mea culpa» y alertaron del riesgo de que la «venda» que ha puesto Marruecos a los medios españoles críticos haya provocado un creciente protagonismo de las información facilitada por los activistas prosaharauis. «Hay que recordar que son activistas y no periodistas», señalaron, para después poner como ejemplo el error de haber tomado como cierta una fotografía de niños heridos supuestamente en el campamento de El Aaiún y que finalmente se captó en Gaza

Erena Calvo incidió en la «política del avestruz» del Gobierno español y censuró que apoyara la entrada de dos periodistas españoles que previamente habían sido acordados con Rabat. Sobre el continuo acoso al que se han visto sometidos por las autoridades marroquíes, «con seguimientos», se mostró sarcástica sobre la justificación de que era para salvaguardar su integridad y puso como ejemplo la agresión que sufrieron dos periodistas españoles que cubrían un juicio contra unos saharauis.

Rafael Marchante fue más contundente y recordó que a él le robaron una cámara unos policías y dijo que parece que «el protocolo es que primero te pegan y después dicen que es para protegerte».

Luis de Vega quiso romper una lanza en favor de los medios independientes que hay en el país vecino del Sur, «que lo pasan peor que los corresponsales españoles», y quiso dejar claro que en Marruecos «no hay libertad de prensa».

«Lo que ha pasado en El Aaiún quedará enterrado en las dunas del Sáhara», sentenció.

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