CUBA AGONIZA
La puesta en marcha del plan de reforma económica en Cuba es el reconocimiento del fracaso del régimen, pero en ningún caso la fórmula para salvar lo que queda del castrismo. El despido de miles de empleados públicos para movilizar el sector privado debería ser un dinamizador de la economía, pero muy probablemente no cumplirá esas expectativas porque para que eso sucediera sería necesario que se levantasen las restricciones que mantiene la dictadura contra la propiedad privada y las libertades básicas. Si las reformas económicas no se acompañan de apertura democrática, Cuba seguirá varada en el pasado.
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