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Julio Fernández, «Salvemos San Leandro»

«No hay dinero para reparar nada y la situación en San Leandro es grave»

Una iniciativa suya en Facebook ha conseguido en menos de un mes reunir a más de un centenar de personas para intentar ayudar al convento sevillano de San Leandro

GOGO LOBATO

Félix J. machuca

—Creo que el convento está en muy precarias condiciones económicas.

—La venta de yemas no da para el mantenimiento. Son 23 religiosas y aunque viven la pobreza, los ingresos apenas dan para subsistir.

—Y que encontrar dinero para afrontar los pagos del mantenimiento del convento resulta casi milagroso.

—Efectivamente. Sólo confían en la oración y en la generosidad de los sevillanos

—Nos encontramos ante el problema de un convento que vive la crisis actual, más el mantenimiento del mismo, más una alarmante falta de ingresos… ¿Me olvido de algo?

—Sí. El apuntalamiento de la parte de calle Zamudio que da al coro alto hace que con la lluvia las paredes se estén cayendo. También hay partes del interior que están en pésimas condiciones y algunos techos, sobre todo con las últimas lluvias, se han caído. No hay dinero para reparar nada y la situación es grave.

—¿Por qué recurrió usted a Facebook para captar adhesiones?

—Soy navegante desde 1994, y he visto la evolución de internet en todas sus vertientes; hoy las redes sociales están cambiando el mundo y une más a la humanidad.

—¿Le ha sorprendido el eco que ha tenido su iniciativa en la red social?

—Sí, por la rapidez de respuesta de los sevillanos; no, por la experiencia que tengo sobre la efectividad redes sociales.

—¿Y qué medidas han aprobado para ayudar a las monjas?

—Conciertos en el templo gratuitos, en los que cada asistente hace aportaciones económicas voluntarias, y algunos proyectos que están madurándose para próximas fechas

—Pero quiero imaginar que hay en perspectiva otras actuaciones para seguir intentando salvar San Leandro ¿no?

—Hay nuevos proyectos totalmente participativos como mercadillos de objetos antiguos. Nunca con contenidos reivindicativos ni exaltados. Lo haremos como se hacen las cosas de verdad en Sevilla. Con esta manera de actuar todos los que pongamos nuestro granito de arena sentiremos el convento no solo como algo de Sevilla sino también como algo nuestro.

—Este tema tiene muchas yemas que echarle porque la ruina es gorda…

—De todas formas, le repito que tanto las religiosas, como yo mismo, confían en la oración y en la generosidad de los sevillanos.

—El Salvador, tal y como está hoy, fue gracias al liderazgo que un abogado como Moeckel supo manejar para que se implicará en su salvación la sociedad civil, la política y la religiosa. ¿Confía en que con San Leandro ocurra lo mismo?

—Creo que la solidaridad de los sevillanos, sobre todo con sus vecinos y tradiciones, ha sido siempre demostrada y demostrable.

—¿Tiene alguna vinculación especial con el convento?

—Mi familia materna se fundó y vivió largos años en el número 1 de la calle Imperial. De ahí nace el vínculo afectivo con el convento. Guardo buenísimos y entrañables recuerdos

—Pero las familias se dispersan, se alejan de los epicentros sentimentales. ¿Por qué sigue usted guardando ese compromiso con el convento?

—Es cierto que la familia se fue desplazando a otros lugares de Sevilla. Pero siempre hemos vuelto al convento para celebrar grandes acontecimientos familiares. Últimamente nos ha convocado hechos menos agradables como el fallecimiento de mi madre.

—¿Quién le enseñó a comprometerse con las cosas de Sevilla?

—Por regla general siempre nos encontramos con la mano de un abuelo o de un padre. Yo de la mano de mi abuelo aprendí a amar a Sevilla y, especialmente, esta maravillosa obra de arte que es el convento de San Leandro.

—¿Cree que a través de Facebook se sensibilizarán con el problema no solo ciudadanos sino también empresas?

—Por esto luchamos.

—¿Corre peligro ese patrimonio tal y como están las cosas?

—Sí, ya de hecho las zonas que le he comentado antes están deterioradas, paredes abofadas en su parte baja, en la fachada tenemos muestras de esto.

—¿Con cuánto dinero salvamos de la asfixia a San Leandro?

—Hace falta bastante, pero confían en que se vaya arreglando, aunque sea poco a poco y por partes. Siempre contando con la solidaridad de todos.

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