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62 Santacatalinas

«Con los 123 millones de euros de las Setas se podían haber restaurado 62 iglesias del siglo XIV»

Día 30/03/2011 - 22.40h

Pues ni Setas, ni Metrosol Paranada, ni nada. El adefesio de la Encarnación es para el Ayuntamiento la Plaza Mayor... porque mayor barbaridad no cabe. No se le ha dado mucha importancia, pero ahí han cantado la gallina de lo catetos que son. Debajo de tanta modernidad, tanto mirador y tanta madera, más madera, de esas setas que a algunos les recuerdan los guofres que los canis se comen por la calle en la Feria, han puesto el rótulo de «Plaza Mayor». Como la de un pueblo. Vamos, como si Sevilla no tuviera ya su plaza mayor histórica, la Plaza por antonomasia, la de las fiestas de toros y cañas, los autos de fe y los palcos de Semana Santa. Y para lavar su mala conciencia, ¿sabe usted cómo han puesto ese rótulo cateto de «Plaza Mayor»? ¿Con un diseño superhiperultramoderno? No. Con letras de cerámica trianera de las de rotular las calles de toda la vida, como las que mi maestro don Abel Infanzón usaba para la cabecera de su sección «Casco Antiguo» en estas páginas.

Y debajo de esa catetada de los que han perpetrado esta barbaridad contra Sevilla, la placa inaugural. Ésa sí es de diseño, en metal, imitando el contorno de las propias setas. La placa del «siendo». Hay quien por poner su nombre tras el gerundio «siendo» en una placa inaugural es capaz de matar a su padre. O de cargarse el centro de Sevilla. Ea, el alcalde ya tiene su «siendo» en La Encarnación. Pero miren de qué forma tan políticamente correcta, aguanten la risa ante la cursilada: «La ciudadanía de Sevilla inauguró este espacio siendo su alcalde don Alfredo Sánchez Monteseirín, 27 de marzo de 2011.» ¿Sólo la inauguró la ciudadanía, don Alfredo? ¿Dónde me deja usted al ciudadanío? Seamos igualitarios: «La ciudadanía y el ciudadanío de Sevilla dicen que esto está presssssioso».

Santacatalinas y Baratillos.- Nos escribe el arquitecto profesor don Francisco Granero y, tomando por la calle Imagen, llega desde La Encarnación a Santa Catalina. Y nos dice sobre las Setas, «escultura gigante para el Reina Sofía o el Guggenheim más que arquitectura»: «La gravedad del asunto radica más en el gasto-despilfarro que en la intoxicación que a un centro histórico daña dicha imagen. No me considero arquitecto anclado en el pasado ni me opongo, como otros, a la modernidad; incluso veo suficientemente bien la Torre Pelli por cuanto considero a dicho arquitecto de los mejores en el mundo haciendo ese tipo de edificios, con independencia de mis gustos o disgustos por el propio modelo en sí. Lo peor de todo esto es el gasto de 123 millones de euros. Si usted creó en su momento la unidad de despilfarro de la Expo con el «pellón», yo siempre mido el despilfarro en la Sevilla actual con el «santacatalina». Si toda la restauración integral de la iglesia de Santa Catalina la tengo cifrada en mi proyecto de diciembre de 2010 en 1,5 millones de euros (que con su IVA y su «venía» serán 2 millones), es esta cifra la que me hace medir cualquier despilfarro que se hace en Sevilla. También he creado recientemente la unidad del «baratillo», equivalente a 0,5 millones que ha supuesto la restauración integral que he hecho de toda la capilla de La Piedad (desde cimentación, estructura, arcos, bóvedas, instalaciones, cubiertas, etc.). Así que el costo de las Setas es equivalente a 246 baratillos o 62 santacatalinos. Con los 123 millones de euros de las Setas se podían haber restaurado 246 capillas del siglo XVII o 62 iglesias del siglo XIV.»

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