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ELSA PATAKY Y VIN DIESEL PRESENTAN «FAST & FURIOUS 5»

El beso entre la mujer araña y el hombre musculitos

A. ASTORGA

A toda mecha, disparos, persecuciones, lío en Río, corrupción en Janeiro, mourinhos -chuletillas engominados y cabreados, polis buenos, malos, mujeres araña, arañazos de mujer, y mucho tío musculitos... Todo ello y algo más anida en «Fast & Furious 5», la superproducción protagonizada por Elsa Pataky y Vin Diesel, que esta semana quemaron ruedas en el asfalto madrileño para promocionar la cinta por la mañana y fundir la noche. Junto a Diesel y Pataky, en la peli están todos los listillos «A todo gas» (así se tradujo aquí): el expolicía Brian O'Conner (Paul Walker), su novia Mia Toretto (Jordana Brewster), el hombre-roca Dwayne Johnson, y el «Figo del cine», Joaquim de Almeida. Diesel y su ¡cuñaaaooo! en la ficción, Walker, son dos invictus pilotos de carreras clandestinas, que se esconden en las favelas que meriendan hambre para preparar su golpe definitivo y conquistar la libertad: «Desplumar» a Reyes (Joaquim de Almeida), un corrupto hombre de negocios que

maneja los negocios turbios en la capital canarinha, y tiene comprada a toda la Policía, menos a una. El agente federal Luke Hobbs (Dwayne Johnson) —999 libras de acero en canal y dos metros de alzada— llega a Río y elige al brazo incorrupto de la ley brasileña, Elena (Elsa Pataky), como su traductora. ¿Por qué?, le pregunta un chupatintas mediopensionista. «Por su sonrisa», le espeta Dwayne «The Rock». Luego, cara a cara, vacilará a Elena/Elsa, y le dice que la ha elegido por su cara bonita; ella se enoja y Dwayne le confiesa que sabía que era la única policía no corrupta de Río.

«The Rock» Johnson y The «XXX» Diesel son un dúo demoledor, al modo de Liceranzu-Goicoechea, donde la estopa no era un grupo musical. Reparten de lo lindo, tac-tac-tac , apredean barriletes cósmicos, vuelcan todoterrenos, pero el valor que subyace es el de «la amistad». «Con Elsa he sentido química —confiesa Vin Diesel, mientras se fuma un cigarrillo en la puerta de un hotel—. Ella tiene la belleza, incluso la inocencia y la sensibilidad necesaria para que el público empatice no solo por el físico. Es una mujer in-creíble», saborea tras haber probado en la ficción el rápido y furioso beso de la mujer araña.

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