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EL FOTO-MATÓN

La democracia real del Plan Centro

Se obstinan en hacernos creer que la decisión del gobierno municipal ha sido un golpe de autoridad propio de la derechona fascistoide de otros tiempos

La democracia real del Plan Centro J. M. SERRANO

ALBERTO GARCÍA REYES

Cuando la gente se quita la careta todo es mucho más fácil de explicar. Y los indignados de Sevilla ya se han retratado sin el antifaz del movimiento 15-M y todo su blablablá sobre la democracia real. S e han manifestado contra Zoido por derogar el Plan Centro acudiendo a la vil demagogia del sentir popular , el debate ciudadano y la sostenibilidad medioambiental de las infraestructuras del momento procesal oportuno. Y se obstinan en hacernos creer que la decisión del gobierno municipal ha sido un golpe de autoridad propio de la derechona fascistoide de otros tiempos. Qué gran desprecio a la única democracia real vinculante hasta el día de hoy, que yo sepa: la de las urnas. Página 84 del programa electoral del PP: «Nuestra primera medida será derogar aquellos artículos de la Ordenanza que prohíben el acceso al centro de la ciudad a los ciudadanos, hasta tanto no se den las condiciones adecuadas y las alternativas para que vecinos, turistas, comerciantes y ciudadanos en general no se vean perjudicados por medidas restrictivas y arbitarias». El párrafo es diáfano. Y el PP ha obtenido el mayor número de votos de la historia de Sevilla. Veinte concejales. Pero los «independientes» indignados a los que se suman algunos partidos exclaman que Zoido no ha consensuado la medida. ¿Que no? Se pueden debatir las formas con las que ha derogado el plan. Yo también lo voy a hacer ahora. Pero decir que se trata de un decretazo absolutista hasta el punto de colocarle la aberrante cruz gamada es una reacción radical que radiografía a los autores de tal andanada. En esa foto se aprecia con nitidez que algunos tienen el deber de hacer oposición callejera para pagar las gracias del pasado. Pero frente a los 166.040 que votaron al PP están «unos 200». La democracia es a veces demasiado real. Benditos sean los 200 que opinan otra cosa porque en ellos habita la libertad. Pero las reglas son estas. Una cosa es estar en desacuerdo y otra es tachar al rival de fascista. Zoido se ha equivocado firmando la resolución para abolir el Plan Centro tres días antes del Pleno, aunque el procedimiento administrativo sea correcto. No perdía nada con debatirlo primero en el parlamento municipal y después proceder al trámite burocrático. Pero la postura no es achacable más que como gesto. Ni es ilegal, ni es inmoral. Ni ha mentido a los sevillanos, ni la oposición ha conseguido engañar a nadie.

Esa pancarta que alza el indignado indignante de la foto es una prueba fulminante de que la treta del 15-M sevillano está urdida en ciertos despachos. No nos puede aleccionar sobre la democracia quien acude a símbolos tan execrables, amén de que cuesta reconocer en quien iza un cartel como ese cualquier síntoma de razonamiento. Pero lo importante es desvelar quién es el titiritero. Porque alguien al que hemos visto toda la vida con el pelo muy blanco quiere ahora echarse un tinte y convencernos de que siempre fue moreno. En esta ciudad ya nos vamos conociendo. Todos sabemos de donde venimos, detrás de qué careta nos escondemos y cómo se juega a la ruleta de los favores. Y, aunque suene triste, todavía hay quien no ha comprendido que el camino del terror, nazi o cualquier otro, no conduce a ninguna realidad que tenga algo que ver con la libertad de expresión.

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