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El Circo del Sol y las chabolas, la cara A y la cara B de Sevilla

El mejor circo del mundo, que ayer levantó sus carpas en el Charco de la Pava, tiene de vecinos a unos chabolistas instalados allí hace un mes entre desperdicios y basuras

El Circo del Sol y las chabolas, la cara A y la cara B de Sevilla RAÚL DOBLADO

jesús álvarez

El mejor circo del mundo, el «Circo del Sol», ya ha llegado a Sevilla. Lo hizo en ochenta enormes camiones que transportaron las mil toneladas de material que requiere su último espectáculo, «Corteo», que se estrenará el próximo 8 de septiembre y que podría ser visto por casi cien mil sevillanos en un mes. Sesenta técnicos levantaron ayer su carpa principal, de 17 metros de altura y 51 metros de diámetro , que acogerá a unos 2.700 espectadores en cada función, más que el teatro Maestranza y el teatro Lope de Vega juntos. Sobre esta moderna infraestructura, que ocupa 4.500 metros cuadrados y se sostiene por 100 postes de acero y cuatro grandes mástiles de 25 metros de altura, actuarán a partir del próximo jueves más de doscientos artistas de 50 nacionalidades, entre los que hay campeones olímpicos de gimnasia y otras disciplinas deportivas y artísticas. Para que nadie se pierda el más mínimo detalle de sus espectaculares números circenses, considerados los mejores del mundo y que han sido vistos por más de 100 millones de espectadores de los cinco continentes, el Circo del Sol dispondrá en Sevilla de cuatro potentes generadores de 500 kilowatios con los que podrá climatizar a 22 grados todos los rincones de esta efímera ciudad de carpas que ha montado la prestigiosa compañía canadiense en el Charco de la Pava y que contará hasta con una escuela propia, además de una selecta cocina que dará manutención a todo su personal durante su estancia en la capital. Son la impecable cara A del mundo del espectáculo, el Barça del circo.

Y la cara B

A unos cien metros de allí, muy cerca del río, se levantó hace un mes la cara B, la que sabe de chabolas recalentadas, no de carpas inteligentes, la que ha logrado el master no en virtuosismo sobre un cable a 20 metros dealtura sino en contenedores de basura y desperdicios a ras del suelo, aunque su vida, como la de algunos artistas circenses, también pende a veces de un alambre. Un grupo de familias rumanas instaló allí a principios de agosto, cerca de donde esta ahora la «Gran Carpa», unas chabolas sin luz ni agua corriente hechas de cartones, papeles y chapas . El asentamiento, situado en una zona inundable y llena de insectos, ha ido engordando como un grano infectado durante las cuatro últimas semanas, sin que ninguna Administración pública, central, autonómica o local, se haya atrevido a intervenir, a pesar de las condiciones higiénicas del lugar y de los niños y animales que campan por allí libremente, entre grandes concentraciones de basura. Los desperdicios acumulados por estas personas durante el mes de agosto han ido formando grandes montones de basura que se hacen muy visibles desde el puente de la A-49 y que van aproximándose al río a un ritmo lento pero imparable. Es posible que una parte ya se haya vertido directamente al Guadalquivir. Mujeres jóvenes de andares tristes con desvencijados carritos de la compra sustraídos de algún hipermercado cruzan todas las mañanas la carretera del muro de Defensa en dirección a Triana, donde buscan chatarra y todo tipo de objetos inservibles en los contenedores de Lipasam. Se les puede ver a cualquier hora de la mañana o de la tarde en plena Ronda de Triana hurgando en la basura y dejando tras de sí un rastro visible de suciedad cuando se marchan. El tráfico creciente de estas figuras derrotadas por las calles de Triana ha inquietado a sus vecinos, que se quejan al Ayuntamiento de los problemas de seguridad, limpieza e imagen que les están ocasionando.

El Defensor del Pueblo, José Chamizo, dice haber constatado no sin amargura que la única solución que funciona con los chabolistas es la policial , aunque pide más y mejor mediación social. El Ayuntamiento dice que manda a trabajadores sociales, pero que no puede intervenir, porque no es su terreno. La Administración central, de momento, no dice nada...

La cara A y la cara B de Sevilla nunca han estado tan cerca como hoy en el Charco de la Pava.

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