El Centenario, una trampa para cazar el 15% de las multas de Sevilla

¡Que levante la mano quien no haya sido multado en el puente del Centenario de Sevilla o no sepa de alguien a quien los radares hayan sorprendido! La vía registró en 2010 el 15% de las 127.878 multas que se pusieron en toda la provincia de Sevilla —unas 19.000—, según datos ofrecidos por Automovilistas Europeos Asociados, ya que, a pesar de los esfuerzos por conocer cifras oficiales, las fuentes consultadas aseguraron a ABC que «nunca se desglosan por zonas». La mayor parte de las multas se basan en el exceso de velocidad de unos conductores que, una vez que se inicia el proceso sancionador se ven presos de la dinámica administrativa a no ser que acudan al juzgado, con los gastos que eso conlleva.

Uno de los afectados ha sido un vecino de Sevilla, arquitecto de profesión, que también ha sido sancionado por rebasar la velocidad permitida en el puente, el cual, según destaca tras un análisis concienzudo de la zona tiene una señalización confusa por lo que ha pedido al Defensor del Pueblo Andaluz que haga las gestiones oportunas ante la Dirección General de Tráfico (DGT) para que «la clarifique ya que es imprecisa, incita a errar anualmente a miles de conductores».

Mario Chaparro Narbona no busca la anulación de la «injusta sanción recibida» puesto que el procedimiento sancionador ya ha terminado y ha supuesto un calvario para él porque no han tenido en cuenta ninguna de las alegaciones y razonamientos que ha presentado. Lo que quiere es que el puente deje de ser, cuanto menos, una vía de recaudación de multas, precisamente por la señalización equívoca que fundamenta con fotografías tras recorrer minucosamente la zona.

Pretende terminar con una situación de indefensión en la que la DGT «coloca a miles de conductores», salvo recurso contencioso-administrativo al que tienen acceso pocos ciudadanos» porque conlleva más gastos que la multa en sí . Según señala, cuando comienza el tránsito por el puente dirección Cádiz —al contrario, hacia Huelva, es igual— , estando abierto el carril reversible existe una señalización convencional que restringe la velocidad a 60 km/h. Luego, a unos cien metros se sitúa un panel luminoso que limita también la velocidad a 60 km/h sobre el carril derecho. En los otros dos lo que se indica es que está prohibida la circulación de camiones , por lo que, al no citar ninguna limitación de velocidad, cualquier conductor puede pensar que el tope de 60 no le afecta y decide pisar el acelerador .

Chaparro comenta que la prelación obliga siempre a hacer caso a la señal luminosa y se pregunta por qué si la convencional ya limita a 60 se repite la prohibición cien metros después y con una señal luminosa que prevalece sobre la primera. Metros más adelante aparecen tres nuevos paneles luminosos que repiten las señales del primero citado. Es decir, se prohíbe la circulación de camiones por los carriles interiores y se limita la velocidad en el carril derecho.

Seguimos la marcha y se vuelve a repetir la señalización luminosa pero esta vez antecedida, de nuevo, como al principio, de la convencional. Continuamos y un nuevo panel luminoso vuelve a indicar lo expuesto con la salvedad de que el carril izquierdo es reversible. Luego se cruza el puente sin ninguna señal bajo las condiciones fijadas en el anterior panel y, seguidamente, nuevos paneles luminosos repiten la señalización referida anteriormente. Después la autovía vuelve a contar con tres carriles normales.

«Curiosamente —dice Chaparro— el radar y la cámara fotográfica que pone las multas se sitúan sobre esta última señalización, que se repite hasta siete veces, cuando ya ha pasado la zona conflictiva del puente». Asegura que hay miles de conductores multados por mor de esta señales que «en Tráfico no puede prestarse a la interpretación sino que han de ser precisas y claras para todo el mundo». «Me consta que a la central de multas de la DGT en León —termina— le llama la atención el puente y preguntan. ¿Qué es eso del Centenario en Sevilla que es una mina?».