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entrevista al Arzobispo de Sevilla

Monseñor Juan José Asenjo: «Hay peligro de idolatrar las imágenes por sí mismas»

El prelado hace un llamamiento para vivir la Cuaresma dentro de los parámetros de la Iglesia y pide a las hermandades que participen en los cultos litúrgicos preparatorios

Monseñor Juan José Asenjo: «Hay peligro de idolatrar las imágenes por sí mismas» juan flores

aurora flórez

—¿Cuál es el mensaje del arzobispo para esta Cuaresma?

—Deseo a todos los cristianos de la Diócesis y muy particularmente a los cofrades que vivan con hondura, seriedad y responsabilidad la Cuaresma, que es un tiempo de gracia, un tiempo en el que el señor nos invita a la conversión, a un cambio de mente. El Señor se realiza a través del silencio, la oración, el desierto, el ayuno, la limosna, la reconciliación con los enemigos, y servir a los pobres. Deseo que vivan la Cuaresma dentro de estos parámetros.

—Cree que los cofrades de Sevilla viven o saben vivir la Cuaresma dentro de esas directrices episcopales?

—Supongo que habrá de todo. Puedo decir que en estos tres años que llevo sirviendo a la Iglesia de Sevilla he conocido a cofrades de muchísima categoría no sólo humana sino espiritual y religiosa, muy bien formados, y que tratan de vivir como auténticos cristianos la Cuaresma.

—¿Y no se encuentra con muchos de esos cofrades que vienen al Arzobispado a besarle el anillo episcopal, a darle la razón y luego hacen en sus cofradías lo que quieren?

—No lo sé, pero tengo bastante buen concepto de los cofrades sevillanos. También es verdad que trato, sobre todo, con juntas de gobierno, hermanos mayores, y cofrades activos, no con los cofrades que no participan en la vida de la corporación, los que sólo participan en la procesión o la estación de penitencia.

—El Obispado de Córdoba ha hecho un nuevo decreto por el que las cofradías tendrán que aportar un 10 por ciento de sus ingresos anuales a la Diócesis ¿tiene pensado hacer algo similar en Sevilla, en donde las hermandades colaboran poco o nada con el Fondo Común Diocesano?

—De momento no pienso tocar las disposiciones que firmó mi antecesor, don Carlos Amigo. Aquí las aportaciones al Fondo Común Diocesano son libres y cada hermandad fija su cuantía. Lo que puedo decir es que procuren colaborar, que hay muchísimas necesidades. Que cada hermandad se plantee en qué medida puede colaborar con el erario para el sostenimiento de todas las obras diocesanas, que son muchas.

—¿Piensa que las hermandades tienen verdadera conciencia de que son Iglesia?

—Deberían tenerla. Hay un alto tanto por ciento que tienen esa conciencia. Puede que haya algunas que se fijan más en los aspectos sociales, formales, estéticos, o en la vida societaria sin preocupaciones religiosas. Pero no ocurre así en las fuerzas vivas de las hermandades, que aman y se sienten miembros de la Iglesia.

—¿Hay en Sevilla un excesivo culto a las imágenes por encima de su dimensión y significado?

—Hay un peligro, una cierta idolatría, en venerar a una imagen por sí mismas sin trascender, sin la dimensión de lo que significa dar culto a Dios y a su Madre. Deberíamos ser más coherentes y, además, que el culto a las imágenes se corresponda con los comportamientos en la vida.

—¿Hay algún momento de la Semana Santa de Sevilla que sea especial para usted?

—Para mí lo decisivo es la celebración del misterio pascual, los cultos litúrgicos. Sería bueno que las hermandades se plantearan una preparación en los cultos litúrgicos previa a la Semana Santa. Está muy bien provocar con las procesiones emociones a flor de piel, hay muchísima belleza. Me gusta presenciar las procesiones, las estaciones de penitencia, con el incienso, el olor de las flores, la música propios de esta manifestación de piedad popular, pero la contemplación de un paso debe provocar sentimientos de conversión y de amor a Dios.

—¿Qué le sobra y qué le falta a la Semana Santa?

—La Semana Santa sevillana es hermosa, no le sobra nada. Si acaso convendría insistir en que los participantes en las estaciones de penitencia tengan un fundamento previo y fructuoso en las celebraciones litúrgicas pascuales, para una mayor conexión entre la piedad popular y litúrgica.

—Hay en Sevilla iglesias vacías e iglesias llenas, quizá por sacerdotes que logran o no llegar a los fieles...

—Los sacerdotes de Sevilla en su conjunto son un grupo selecto de la sociedad. Los tenemos de mucha calidad humana y sacerdotal, con corazones de apóstol, que ofrendan su vida al servicio del Señor. Luego ya la capacidad o atractivo es un factor que contribuye de forma muy decisiva en la acción pastoral, pero cada uno tiene sus cualidades. Estoy muy contento con el clero que tengo, como estoy muy contento también con los dos seminarios, en los que hay un ambiente sereno, alegre, juvenil, piadoso, y un clima de trabajo y seriedad.

—¿Cree que se reconoce y valora suficientemente la labor de Caridad que realiza la Iglesia en estos momentos de crisis y de necesidad?

—En general se valora el compromiso de servicio con los pobres de la Iglesia y esa conciencia de la aportación sustancial para paliar los efectos de la crisis. Habrá gente más cercana que lo reconozca y otra más alejada que no lo reconocerá.

—¿Su Plan pastoral para este año va cumpliendo sus objetivos?

—Estoy contento con el grado de cumplimiento de las obras para este curso: los jóvenes, los pobres, la formación cristiana para adultos y la familia. Estamos dando pasos muy significativos, tanto con los jóvenes,y precisamente las Jornadas Mundiales de La Juventud fueron una acontecimiento dichoso en nuestra Diócesis; como el servicio a los pobres, que es gigantesco y que también hacen desde algunas instituciones y las hermandades y cofradías. En cuanto a la formación; somos pioneros en la aplicación de los Itinerarios de Formación Cristiana, que han puesto en marcha la Delegación Diocesana de Apostolado Seglar. Y con respecto a la familia, estoy encantado con la labor que realizan los delegados de Pastoral Familiar, el matrimonio formado por Juan Manuel Granados y María Dolores. Hace un año que funciona en Dos Hermanas el Centro de Orientación Familiar, sostenido económicamente por las Hermandades nazarenas y hay otros en Tomares y en Osuna, sostenidos por las parroquias, en los que se da un importante servicio, no sólo a matrimonios en dificultades, sino un asesoramiento interdisciplinar. Es una respuesta al llamamiento de apoyo mediante redes a la familia que hizo el Papa en Valencia en 2006 en el V Encuentro Mundial de las Familias.

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