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«La obesidad infantil será un problema cuando muera el hijo de algún poderoso»

ANA LUISA ISLAS

ENTREVISTA

Magnus Scheving

Creador e intérprete de la serie «LazyTown»

Nació en un pueblo islandés de 500 habitantes, hijo de la directora de un parvulario y un maestro. Desde joven, discutía con su padre acerca de por qué la educación está mal planteada. «No es divertida», dice. Hace 18 años creó «Lazy Town», un mundo imaginario que invita a los niños a hacer deporte y comer sanamente de forma ágil y divertida. Lo que comenzó como un libro en un país de 310.000 almas, ahora es una serie de TV que llega a 500 millones de hogares.

—¿Se imaginaba el éxito que alcanzaría el programa?

—Cuando pensé en hacer algo para explicar la salud y el deporte a los niños, me llamaban loco.

—Lazy Town ha tenido gran repercusión en España. ¿Se traducirá en mejores hábitos?

—En Islandia logramos que se vendieran verduras en el cine, en lugar de helados y palomitas, y hemos ayudado a disminuir la obesidad infantil y a aumentar la venta de frutas. —¿Qué opina de la comida de aquí?

—Es muy sana, si se come de forma equilibrada. De hecho, pronto sacaremos un programa de cocina y el protagonista será un cocinero español. Estamos en negociaciones con un actor de su país para que interprete al personaje. Serán 12 capítulos.

—¿De qué actor se trata?

—Es un famoso cómico, gran imitador. Muy conocido, pero su agenda está muy llena. Espero que acepte.

—¿Cómo saber si un alimento es sano?

—Mientras más distinto luzca del original, menos fresco y sano será. Si dice que es pescado, pero está empanado, procesado y no se ve ni huele a pescado, no debe ser muy sano.

—Los dulces, ¿prohibidos?

—No, la clave es balancear. Está bien comer pastel de vez en vez, mientras no sea lo único que comas.

—¿Y los videojuegos?

—Lo mismo, los hijos deben ser buenos con el ordenador y los videojuegos, necesitan esa habilidad. El reto es que se muevan al usarlos.

—Entonces, no son tan malos.

—No, hace unos años era impensable un videojuego que hiciera a los niños moverse; ahora, hay muchos, y a ellos les encantan.

—¿Tienen culpa los padres de la obesidad infantil?

—Sí y no. Es resultado de malas decisiones tomadas por muchas personas que no se pusieron de acuerdo: empresas de alimentación, padres, maestros, políticos...

—¿Y se pondrán de acuerdo?

—Hace años nadie habría dicho que la industria del tabaco decaería. Ahora, nadie puede fumar en interiores.

—¿Cómo se logra?

—Tuvo que morir mucha gente para que volteáramos la cara hacia ese problema. La parte triste es esa, que la gente solo se pondrá de acuerdo cuando el hijo obeso de alguien que tiene mucho poder muera.

—¿Se debería poner tras las rejas a los productores de comida basura como hicieron con los banqueros en su país?

—No (ríe), la industria de la comida está buscando soluciones e invirtiendo para que las cosas cambien. La balanza se mueve. Ahora estamos totalmente del lado poco saludable, pero no será así por mucho tiempo más.

—La comida sana es más cara y difícil de conseguir.

—Algunas compañías todavía se resisten al cambio, pero cada vez somos más los que buscamos soluciones. Como en Islandia, el cambio tiene que venir de la gente.

—¿Qué se tendría que hacer?

—Todos debemos exigir para que esto suceda. «Lazy» es todo aquel al que simplemente no le importa: «No me importa la obesidad infantil, porque no tengo hijos», «no me importan los pobres, porque no soy pobre», etc. Debemos interesarnos todos.

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