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entrevista

Micki Leal: «En España el mundo del arte se acaba rápido; hay que salir»

Fundó una de las «movidas» mas dinamizadoras del arte en Sevilla, la «Richard Channin Foundation». Acaba de inaugurar exposición en Rafael Ortiz

Micki Leal: «En España el mundo del arte se acaba rápido; hay que salir» felipe guzmán

marta carrasco

Miki Leal (Sevilla, 1974),parece un recién salido de la facultad de Bellas Artes por su siempre aspecto de estudiante despistado, pero nada más lejos, pues su obra se codea ya con nombres tan consagrados como Luis Gordillo en exposiciones como la recientemente realizada en el Cicus. Estos días presenta en la galería Rafael Ortiz sus últimos papeles bajo el título «Miki's paper. Bodegones y paisajes musicales».

— El papel parece que es el eje de tu obra.

— El papel es más cómodo, pinto más rápido y no tengo que esperar para ver el resultado. Soy muy impaciente. Además, así, sin enmarcar parece que se van a desprender de la pared. Creo que lo hice pensando en Patricio Cabrera, un pintor que yo admiro mucho, está en mi imaginario.

—He visto obra suya en el que hay una narrativa, aquí en estas no lo parece.

— Quizás porque es más conceptual, y es mucho más sensorial. Como una especie de bodegones de infancia, como una ensoñación, porque todo es inventado dentro, claro está, de los recuerdos infantiles.

—¿La pintura aburre?

—Si, un poquito. Contemplarla no tanto, hacerla sí. Los retos llegan antes de la realización formal que son horas. Tu tienes yas el resultado en la cabeza y llegar a el, me impacienta.

—¿Ya ha llegado «arriba»?

—No, en el «punto españolito» te guardan un poco el sitio, pero aquí no hay mucho que hacer.

— ¿En Sevilla?

—No, en España. Yo creo que no, ni hay mucho apoyo, aunque no lo busco. Ahora lo que hago es trabajar con galerías de Zurich, Berlín, y acabo de exponer en Los Angeles. Hay que moverse fuera porque en España el arte se acaba rápido. Hay que salir.

—¿Se acuerda de su primer encuentro con Luis Gordillo?

—Fue muy divertido. Ocurrió en una tertulia organizada por Cajasol y él hablaba sobre arte, y de repente dijo que le gustaba un artista local que se llamaba Miki Leal. Yo estaba sentado en el suelo, y alguien dijo: «aquí está». Desde entonces somos amigos, voy a su casa y nos enseñamos cuadros.

—Usted formó parte del movimiento artístico llamado Richard Channin Foundation, ¿hubiera sido lo mismo sin esta iniciativa?

—No, qué va. la Richard Channin fue el comienzo para todos los que la componíamos, Juan del Junco, Fernando Clemente y yo. Veníamos de la facultad, de un rollo ortodoxo de la pintura aunque nosotros estábamos informados. Conocía a Fede Guzmán, me encantaba Agredano, y a ellos en la facultad ni los conocían. Teníamos otro horizonte. Viajamos a Londres y Nueva York, hicimos algo que nos apetecía y se produjo una iniciativa arte-festiva que funcionó muy bien porque nos dimos cuenta del punto social de la pintura. Además, en aquel momento no había absolutamente nada. Venía gente de Madrid solo para asistir los domingos a nuestros garbanzos. Gastronomía y arte. Los compañeros de la facultad, excepto ocho o nueve, se quedaron estancados. Nosotros, no.

— Y ahora se ha mudado a Madrid y comparte estudio con Abraham Lacalle, un estudio-galería.

— Me fui porque me agobié en Sevilla. En realidad quería irme a Nueva York, pero hicimos cálculos y nos quedamos en Madrid. Surgió por un trabajo que hice con la galería Dan Benveniste, con quien vuelvo a inaugurar en septiembre. Y ahí estoy. Tenemos un estudio singular, donde también hacemos exposiciones, y funciona. En Madrid la vida de un pintor es más autónoma. Tienes todas las posibilidades de liarte todos los días, pero es una ciudad que te permite el «no». Sevilla para eso es más difícil.

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