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Maestranza 2012: el año en que Manzanares siguió reinando

El diestro de Alicante abrió dos veces la Puerta del Príncipe en una temporada que fue suya de principio a fin

Maestranza 2012: el año en que Manzanares siguió reinando RAÚL DOBLADO

FERNANDO CARRASCO

Con la tradicional corrida del Día de la Hispanidad finalizaba, el pasado viernes, la temporada taurina en la plaza de toros de Sevilla. Un año que ha tenido un nombre propio por encima de todos: José María Manzanares .

El diestro de Alicante, que ya en 2011 pasó a la historia por indultar a «Arrojado», de Núñez del Cuvillo, volvía a mantener su reinado e idilio con esta plaza. Dos puertas del Príncipe, en abril y por San Miguel, ratificaban que es uno de los toreros predilectos de la afición hispalense .

Ha sido Manzanares el protagonista de un año que ha dejado, en el ruedo baratillero, cosas importantes. Sin ser especialmente bueno, no pueden caer en el olvido tardes como la protagonizada en preferia por el menudo mexicano Joselito Adame , que se la jugó sin cuento ante los del Conde de la Maza. O los triunfos de Antonio Nazaré -pagado con sangre- y Esaú Fernández en esa perferia.

Luego habría que quedarse con la alternativa de López Simón, también regada con sangre , la vuelta de Padilla a la Maestranza tras su terrible cornada en Zaragoza, el buen momento de Talavante -que dio una lección de pundonor en San Miguel-, la perseverancia de David Mora y la voluntad a raudales de un Fandi que dejó dos tardes importantes en Sevilla. Y como siempre, el seguro de éxito que es, a caballo, Diego Ventura.

La esperanza del toreo sevillano

Otro de los momentos intensos de esta temporada vino de la mano de un chaval de la tierra, en las novilladas nocturnas de promoción: Lama de Góngora, quien encandiló e ilusionó a los sevillanos con una salida por la Puerta del Príncipe para concebir esperanzas de futuro.

Y cuando se anunciaba la última tarde, el pasado viernes, de nuevo un Antonio Nazaré que reventaba el Arenal con una faena de figura del toreo . Muletazos de ensueño de alguien que pide a gritos un trato justo por parte de las empresas. Mejor final, imposibles. De las sombras, que hubo y muchas, mejor no acordarse ahora .

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