sucesos

Su casera «echó el jueves» a la mujer que se arrojó al río con su hijo en Córdoba

Allegados de la madre relatan que vivía una situación «muy crítica»; ya había intentado suicidarse antes

Su casera «echó el jueves» a la mujer que se arrojó al río con su hijo en Córdoba v. m.

d. d.

29/04/2013
Actualizado a las 13:59h.

Pese a tener nombre de flor, su vida nunca fue un camino de rosas. Hortensia R., procesada como presunta infanticida de su propio hijo, con el que se arrojó al Guadalquivir el pasado viernes, vivía en Barcelona, pero su precaria situación económica -no trabaja al estar impedida, ya que para andar tiene que utilizar muletas por problemas de espalda- la obligó a regresar a Córdoba y vivir en un piso de su madre. Su destino cambió cuando su progenitora falleció. Algunos de sus hermanos -la mayoría no está en la capital- la obligaron a dejar el inmueble y a buscarse un techo. «Pero no tenía dinero. Nosotros la ayudábamos siempre que podíamos; sin embargo, no era suficiente para pagar el alquiler de su vivienda», señaló a ABC su cuñado José, que ayer acudió hasta el Juzgado de Guardia con su esposa, hermana de la encausada, y la hija de ambos, los tres residentes en la comunidad catalana.

Esta insostenible situación fue un mazazo para la mujer, que ya arrastraba episodios de depresión. Según informó otro de sus allegados, «ella tiene otros dos hijos de un matrimonio anterior, pero perdió la custodia. Por aquel entonces, ya había tratado de suicidarse». En cuanto al padre del menor fallecido, «no se sabe nada; le pasaba dinero de vez en cuando, pero nada más. Ahora convive con otro hombre de nacionalidad mexicana», señaló.

En la calle

El pasado jueves, la tarde antes de la madrugada de autos, Hortensia llamó por teléfono a su hermana María que, sin parar de llorar, recordaba ayer lo sucedido: «Llevaba, al menos, siete meses sin abonar el arriendo. Su casera se había portado muy bien con ella porque durante todo ese tiempo le perdonó la deuda, ya que sabía que no tenía a dónde ir».

Sin embargo, la propietaria del piso la puso en la calle. «Me llamó sobre las 20.00 horas del jueves y me dijo que nos quería mucho, y que le habían pagado un billete para venir a visitarnos a Barcelona», dijo María, entre lágrimas. «No hay derecho, que ahora tengamos que verla así, y sin el niño. La hemos ayudado en todo lo que hemos podido».

Conocieron la fatal noticia a través de una prima y de los medios de comunicación. «Esto es muy duro y también muy injusto», dijo su hermana, que añadió que «le correspondía una paga, puesto que se encuentra impedida físicamente, pero por problemas de papeleo no pudo renovarla y, claro, no tenía cómo salir adelante».

Según María R., a partir de ahora «su vida sí que va a ser un calvario sin su pequeño. Todavía no sabemos qué pasó exactamente, si el niño se cayó y ella se tiró al río para salvarlo, o si se lanzó con él. Se están diciendo muchas cosas, pero tiene que ser el juez el que decida», manifestó momentos antes de saber que Hortensia iba a ingresar en prisión.

Sobre las pastillas que, al parecer, aparecieron en el bolso de la procesada, su cuñado apuntó que «seguro que eran para tratar su dolencia de espalda». Desde su punto de vista, «la sociedad tiene la culpa de que haya pasado esto, de que pasen este tipo de cosas», algo que «estamos viendo día a día; personas que se quitan la vida porque se quedan sin un hogar». Además, insistió: «el sistema castiga a los que estamos abajo; a los de arriba no se les toca».

En cuanto al cuerpo del niño, la familia dijo no tener ninguna información al respecto. De hecho, ni siquiera sabía dónde se encuentra el cadáver, que aguarda en el Instituto Anatómico Forense, en dependencias del tanatorio municipal. «Todo esto nos supera», se lamentaron.