Cinco motivos que mantienen a Susana Díaz atada a la etapa de Griñán
El exsecretario general de UGT en Andalucía, Francisco Fernández, el día de su dimisión - abc
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Cinco motivos que mantienen a Susana Díaz atada a la etapa de Griñán

La falta de medidas contundentes contra la corrupción y el blindaje de la «Administración paralela» lastran al Ejecutivo

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La falta de medidas contundentes contra la corrupción y el blindaje de la «Administración paralela» lastran al Ejecutivo

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  1. El estigma de la corrupción

    El exsecretario general de UGT en Andalucía, Francisco Fernández, el día de su dimisión
    El exsecretario general de UGT en Andalucía, Francisco Fernández, el día de su dimisión - abc

    El tsunami político provocado por la llegada de Susana Díaz a la Presidencia de la Junta se ha convertido, casi cuatro meses después de su investidura, en un suave oleaje alterado mínimamente por alguna que otra ráfaga de viento en forma de anuncio novedoso.

    A la presidenta de la Junta le «avergüenza» la corrupción y le «duele» que Andalucía sea noticia a nivel nacional por casos como el de los ERE fraudulentos. Lo dice a la menor ocasión que se le presenta. Y ha hecho denodados esfuerzos por alejar del Consejo de Gobierno a los directamente implicados en este feo asunto. Sin embargo, personada en la causa, la Administración andaluza ha asumido más veces el papel de defensora de los imputados o preimputados que de perseguidora de los presuntos delitos. Y así sigue. Y lejos de colaborar con la Justicia ha dado la sensación de querer entorpecer el trabajo de la juez Mercedes Alaya.

    Ahora que la instrucción de los ERE ha entrado en su recta final, otro episodio de graves consecuencias ha entrado en escena: el mal uso que supuestamente ha venido haciendo UGT con el dinero de las ayudas otorgadas por diferentes consejerías. La respuesta de Susana Díaz a este escándalo ha sido sumamente tibia. La Junta da con cuentagotas información sobre el resultado de la investigación interna, y se ha resistido a personarse en los procesos judiciales abiertos contra el sindicato «hermano». Al que sigue subvencionando como si nada hubiera ocurrido.

  2. Una Administración mastodóntica

    Una de las últimas manifestaciones de funcionarios a las puertas del Parlamento
    Una de las últimas manifestaciones de funcionarios a las puertas del Parlamento - JUAN FLORES

    El nuevo Ejecutivo andaluz no ha tenido reparos en prorrogar los recortes a las nóminas de los funcionarios de la Junta, acordados en tiempos de José Antonio Griñán, mientras se niega a adelgazar las estructuras de una gigantesca Administración que en las décadas de bonanza fue creciendo y creciendo con la incorporación de todo tipo de entes «paralelos», léase empresas públicas, observatorios, agencias y similares, y sus correspondientes plantillas.

    La batalla legal emprendida por los sindicatos de empleados públicos contra la denominada «ley del enchufismo» se encuentra con el fiel de la balanza inclinada ligeramente a favor de la Junta por diferentes sentencias del Supremo, si bien el Tribunal Constitucional aún no ha dicho la última palabra. Susana Díaz ha perdido la oportunidad de hacer un gesto de acercamiento a través del presupuesto de 2014. En su lugar, se incluyó una disposición adicional que ha soliviantado a los funcionarios, que ven en ese texto un «blindaje» a perpetuidad de los trabajadores contratados sin superar oposiciones.

    Con estos mimbres, ¿qué cesta piensa hacer el equipo de expertos que por encargo de la presidenta de la Junta estudia fórmulas para poner orden en la denostada «Administración paralela?».

  3. La economía, estancada

    Susana Díaz y Diego Valderas
    Susana Díaz y Diego Valderas - m. herce

    El miedo del Gobierno andaluz en los últimos tiempos a afrontar importantes reformas estructurales, para dar paso a un nuevo modelo productivo, tiene todos los visos de mantenerse en la etapa que ha inaugurado Susana Díaz.

    Los periódicos planes de lucha contra el desempleo (el actual se prorrogará el próximo año) apenas sirven para dar trabajo en precario y temporal a un pequeño grupo de parados.

    El presupuesto de la Comunidad para 2014 nacerá lastrado por la ausencia de inversiones. La Junta culpa de ello al Gobierno central por los ajustes en el sistema de financiación, pero ha sido el Ejecutivo de Mariano Rajoy el que ha dado aire a las arcas andaluza con inyecciones millonarias en forma de plan de pago a proveedores, Fondo de Liquidez Autonómica (FLA) y créditos ICO.

    Por lo demás, el sistema de la Concertación Social, limitado a la participación de la Junta, UGT, CC.OO. y los empresarios de la CEA se encuentra herido de muerte, lo que no es óbice para que la Administración continúe apostando por él con la probable incorporación de nuevos interlocutores, en concreto el sector de la economía social, como de forma insistente reivindica Izquierda Unida.

  4. La confrontación

    La Junta recurrió contra el copago de medicamentos en las farmacias hospitalarias
    La Junta recurrió contra el copago de medicamentos en las farmacias hospitalarias - abc

    Si hay una cuestión en la que realmente se mantiene una línea continuista entre la etapa de José Antonio Griñán y la que se abrió cuatro meses atrás Susana Díaz, es la que concierne a la falta de sintonía con el Ejecutivo que preside Mariano Rajoy. Y el recurso al Constitucional contra las medidas que aprueba el Consejo de Ministros se ha convertido en algo habitual y cotidiano. Cierto es que la Administración del Estado también ha utilizado este arma legal para impedir la supuesta invasión de competencias, pero ni por asomo es comparable el número de impugnaciones del Gobierno central y del autonómico, ya que este último gana por goleada.

    Entre otras decisiones, de Madrid han partido los recursos contra la normativa de la Junta que permite expropiar para evitar desahucios, lassubastas de medicamentos, o la ley de incompatibilidad entre alcaldes y parlamentarios. Los servicios jurídicos de Andalucía han tenido más trabajo. Hubo recursos contra las medidas de ahorro en Sanidad y Educación, las tasas judiciales, el plan hidrológico del Guadalquivir (ante el TSJA), el copago en las farmacias hospitalarias, la suspensión de incentivos a las energías renovables o la Ley de Costas. En cartera se encuentran los recursos contra la reforma educativa y los supuestos para la práctica del aborto.

    Es una dinámica que se remonta a la era de Aznar en la Moncloa y de Chaves en el Palacio de San Telmo, periodo en el que la Junta recurrió todos los presupuestos del Estado, desde 1997 a 2004 y una amplia lista de leyes de la práctica totalidad de los ministerios. Impugnaciones que, oh milagro, fueron retiradas tras el triunfo del socialista José Luis Rodríguez Zapatero.

  5. La servidumbre del pacto con IU

    Diego Valderas, en una imagen de archivo
    Diego Valderas, en una imagen de archivo - abc

    Pese a perder las últimas elecciones autonómicas frente al Partido Popular de Javier Arenas, PSOE e IU gobiernan Andalucía merced a un pacto de legislatura y también a un «reparto» de roles, en el que los socialistas asumen principalmente el impulso de las medidas económicas, mientras la coalición de izquierdas centra su atención en los aspectos más sociales, lindando con el populismo. La ley que permite la expropiación de viviendas para evitar los desahucios, debida a la Consejería de Fomento, en manos de Elena Cortés, es un ejemplo de ello. Tampoco otros departamentos van a la zaga. La nueva Consejería de Igualdad, Salud y Prestaciones Sociales mantiene el reparto de complementos para las pensiones asistenciales y no contributivas, y las tres comidas para los niños y ancianos con graves problemas económicos.

    José Antonio Griñán era consciente de que los tres representantes de Izquierda Unida en el Consejo de Gobierno deben de tener su espacio. Susana Díaz, recelosa siempre de que alguien le reste protagonismo, ha amagado con algunos gestos en un intento de parar los pies ante la catarata de propuestas de sus impetuosos socios. Pero lo tiene difícil. Necesita de los votos de IU para seguir en el machito, y en este apartado, salvo algún episodio de desencuentro, real o aparente, la presidenta de la Junta tendrá que capear el temporal y poner cara de circunstancia, como lo hacía su predecesor.

    La misma que habrán puesto los miembros del Ejecutivo andaluz al leer el Manifiesto Programa del Partido Comunista de Andalucía (PCA), principal fuerza política dentro de Izquierda Unida, en el que se acusa al PSOE de «clientelismo» en la Administración y se denuncia «el despilfarro, la ineficacia y la corrupción de algunos gestores públicos». Ya está tardando Susana Díaz en replicar al PCA para demostrar que se ha entrado en un «nuevo tiempo».

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