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Juan XXIII (1958-1963): El Papa bueno

Roncalli sorprendió al mundo abriendo el Concilio Vaticano II, que revoluciónó la Iglesia y la encaminó hacia el nuevo milenio

Juan XXIII (1958-1963): El Papa bueno archivo Abc

abc.es

El cónclave para su elección duró cuatro días. La venida de Juan XXIII supuso un auténtico cambio de rumbo. Angelo Roncalli se comportaría siempre como un pastor, es decir, como un hombre en contacto directo con los demás y con sus problemas. Como Papa rompería con todos los aislamientos: del Pontífice con la Curia, de la Curia con la Iglesia y de la Iglesia con el mundo.

Aumentó el número de cardenales para acomodar el número de miembros del Sacro Colegio a las verdaderas dimensiones de la Iglesia. Con ocasión de recibirles en Roma, el 25 de enero de 1959, les anunció una noticia inesperada: la convocatoria de un Concilio.

La noticia conmovió a la Iglesia. Digna de mención fue su reunión en 1960 con el primado de la iglesia anglicana, algo que no ocurría desde Enrique VIII, es decir, 430 años antes. Con Juan XXIII el Papa dejó de ser una figura distante para volver a ser un hombre querido y entrañable. Tanto, que fue beatificado por Juan Pablo II durante el año del Gran Jubileo.

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