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«Que tengan cuidado: Curro se fue y no se hundió el mundo»

Abonados y aficionados se sienten perjudicados por la decisión de los toreros

«Que tengan cuidado: Curro se fue y no se hundió el mundo» vanessa gómez

f. carrasco

La guerra declarada por el llamado G-5 ha calado entre aficionados y abonados a la plaza de toros de Sevilla. Las redes sociales, por las que han ido difundiendo los toreros sus comunicados, se han inundado de comentarios de todo tipo pero, curiosamente, conforme ha pasado el tiempo hay algo claro: la afición es la auténtica perjudicada en todo este embrollo.

Por ejemplo, Ignacio Sánchez-Ibargüen, aficionado de reconocido prestigio en Sevilla, emparentado con Fernando Villalón, precisa que se trata de «un tema “esaborío”. Pero cuando hay un problema hay que atajarlo en seguida. A lo peor, Eduardo Canorea ha tenido una indiscreción, pero estos toreros han lanzado un órdago, con su razón, lógicamente, que creo que les va a salir mal. Pero va a ser malo también para Sevilla. Su público es muy sensible y cuando vuelvan a pisar este coso les pueden pasar factura. En definitiva, pierde Sevilla».

Juan Valdés, extraordinario pintor y gran aficionado y abonado en el coso del Baratillo, no duda en señalar que todo este problema es «de niños chicos. Hombre, sabiendo y conociendo los toreros a Canorea, parece que lo que han hecho es una chiquillada. Es verdad que responsables de la situación son ambas partes. El empresario tiene que estar en su sitio. Pero los toreros, como todo el mundo, tienen que apretarse el cinturón, como también la empresa de cara a los aficionados, que somos los que hacemos el verdadero esfuerzo y que perdemos en esta guerra. La falta de respeto nos la hacen los toreros a nosotros. Deben venir, mostrar su enfado con la empresa pero torear, triunfar y entonces ya veremos qué ocurre».

«Si los toreros se sienten ofendidos que se reúnan con la empresa, lo discutan y lo arreglen»El restaurador Rogelio Gómez «Trifón» lleva toda su vida yendo a los toros en Sevilla. «Yo tenía mucha fe en que se iba a arreglar y que el Domingo de Resurrección estarían en la plaza Morante y Manzanares. Pero creo que me voy a equivocar. Si los toreros se sienten ofendidos que se reúnan con la empresa, lo discutan y lo arreglen. A mí me cuesta 90 euros cada entrada. No sé quién tiene razón pero lo que sí sé es que pierde la Fiesta y el aficionado. Una Feria de Abril sin Morante, Juli, Manzanares, que es nuestro... ojo, que ellos también son los perjudicados. Al tiempo».

El catedrático de Derecho Civil José León-Castro Alonso es también un extraordinario aficionado y abonado en Sevilla. Señala que «no conozco todo el fondo de la cuestión pero de toda la vida las figuras se han peleado por venir a Sevilla, fueran cuales fueran las circunstancias. Y también comprendo que los empresarios no son omnipotentes y tienen que valorar al abonado, que es la gran víctima de todo el problema. Lo que quiere es ver a las figuras en su plaza».

«La gente se olvida pronto...»

Antonio Bendala, uno de los pioneros de introducir el judo en España y en Sevilla, lleva a gala su afición a los toros. Es de la opinión de que «el reto que se han marcado estos toreros lo pierden. Es muy difícil quitar a una empresa que lleva toda la vida en la plaza y que además cumple con lo estipulado. Y que tengan en cuenta una cosa: la gente se olvida muy pronto cuando no se está. Curro Romero se fue y no se hundió el mundo... Para mí, el dinero es el auténtico problema de este embrollo y al final van a acabar peleados entre ellos».

La Unión de Abonados Taurinos de Sevilla aglutina a cerca de un centenar de aficionados. Diego Martínez es su presidente. También lo tiene claro. «Es una situación catastrófica. Las dos partes tienen su razón y su sinrazón. Nosotros no estamos de acuerdo con ninguna de ellas. Todos sabemos las componendas que hace Canorea y los toreros también y han estado aguantando, prestándose a torear el medio toro. Todos sabíamos que pasaba eso y ahora estamos recogiendo lo que han sembrado empresa y toreros. Y quien de verdad sale perjudicado de todo es la Fiesta, a la que se le asesta un bajonazo tremendo».

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